Bienvenido Al Mundo, Adam
06.05.2020, Sonó la alarma...
6:20 AM, Me levanté tragando y sin agua para bañarme. Rafael ya estaba con su camión en la puerta de la casa, yo sería uno de los donantes; —¿Y si no me baño? Guacala, hiedo... Lo haré en la casa de mis tíos.
-¿Carlisved, guardaste todo? ¡Dale mi vida, se hace tarde! -Sí mi amor. ¿Mamá y la lista? -Aquí está, oremos y vayámonos. -Dijo la tía Carmen. Cuatro en un camión y una farmacia que afortunadamente abría la Santa María. Se compró todo, casi todo... ahora al hospital.
Seis embarazadas y la sexta era la nuestra; El obstetra estaba, el anestesiólogo... —¿Donde está? -"Atención, se les informa que el anestesiólogo no tiene gasolina y no podrá venir". -Dos embarazadas se marchan, las demás esperaban sin lugar donde sentarse.
—Que Dios tome el contr... -"Atención, se les informa que el medico viene en camino, solo a ustedes se les atenderá". -Los minutos se van... los minutos se van... los minutos se... "¡Llegó!". Pasan a la sala de espera únicamente las embarazadas; medidas de cuarentena.
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Carlisved llamó a mi celular desde adentro -¿Qué pasa hija? -Dijo la tía Carmen. ¡Qué no pasaba! los donantes no servíamos, la anestesia en ampolla estaba vencida, faltaba la fotocopia de la cedula de los respectivos padres, los doctores querían comer algo sabroso y que saliera del bolsillo de los pacientes, deshidratados todos... Rafael encendió el motor y partimos.
Fuimos por Noris, prima de Omar, ella trabaja en el hospital y nos haría de palanca.
-¡Falta la efedrina y ya Carlisved está en el quirófano! ¡vayan, rápido! -Exclamó Noris.
Al llegar la efedrina pasó la tía Carmen a velar por la cesareada. También llegó la prima Enni con su esposo Antonio trayendo almuerzo. Un agradecido Rafael llevó a casa a Omar y Noris y tras hacer otras diligencias que faltaban, al fin nos sentamos a solo esperar la noticia. -Ay chinoto cuando te toque... -Me decía Rafael; fueron minutos de calma.
Instantes después llega a mi teléfono un mensaje, un "Ya nacioooooó" Escrito por mi tía, anunciando la llegada de un niño barón, sano, robusto y feliz. Le deseé lo mejor del mundo a mi buen amigo y su familia ahora de cinco (5).
Tras salir alegre a nuestro encuentro, pregunté: -¿Rafa puede ver al niño, tía? -No, no se permiten hombres en las salas.
-La intriga duró otro rato más para nosotros, hasta que entonces sucedió... el primer encuentro, una alegre ráfaga.
—Pequeño hombre. Te espera una vida plena, una tómbola indescifrable, una familia, una caducidad que apenas comienza. Vive bien, Ama bien.
Bienvenido Al Mundo, Adam.
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