Hoy es mi primer día contándote mis cosas, lo que siento, lo que deseo. Son sentimientos tan personales que me da pena que alguien se ría de mí si algún día los lee.

Hoy quiero contarte que amanecí muy bien pero con el pequeño dilema que pase todo el día sin internet, por más que luché y luché para tratar de conseguir la señal no me fue posible, así que respiré profundo, me relaje un rato y pensé que si no había más nada que hacer era mejor abortar la misión y dedicarme a otras cosas.

Mire hacia la cocina y me acordé que tenía que cocinar, eran casi las 9 de la mañana y decidí hacer granos, los monte en agua y de inmediato me puse a limpiar la casa un poco.

Pabellón criollo venezolano

Para los que no conocen que es el pabellón criollo, se los presento, se trata de nuestro plato típico nacional, compuesto por arroz blanco, tajadas, caraotas y carne esmechada. Todo este conjunto de cosas conforman un almuerzo der rutina en nuestras casas, bien preparado con bastantes aliños.

Esta fue mi preparación de ayer, inicie el cocinado desde las 12 de medio día y serví casi a las 2 de la tarde, como estamos en cuarentena no estamos comiendo muy temprano, desayunamos tarde y almorzamos igual, pero eso sí, cuando nos sentamos a comer lo hacemos bien resuelto. Mis hijos comen primero con los ojos así que trato que lo que vean primero en el plato sea atractivo para que cuando se lo lleven a la boca no tengan más que decir "que rico quedo esto mamá".

Como les digo el aliño es muy importante, le pongo de todo, cebollín, cebolla, ají, pimentón, celeri, de todo lo que consiga en la nevera le pongo. También me aseguro de colocarle a las caraotas y a la carne ese toque de ají bien picante que nos encanta.

También me gusta agregarle al sofrito tanto de las caraotas como de la carne esmechada un poquito de condimentos, puede ser adobo y orégano. No podemos olvidar el ajo por nada el mundo.

Como ves querido diario así transcurrió mi día, entre limpieza y cocina, era lunes y la regla de oro manda iniciar la emana con buen pie, con ánimo y así lo hice.

Mis hijos se pararon de la mesa encantados y bien llenos y le doy gracias a Dios por eso, espero seguirte contando más cosas de ahora en adelante; en mi diario vivir encontraras historias buenas como estas y otras no tanto, ya que vivimos en Venezuela. Pero bueno hay que ponerle sabor a la vida y por ahora me despido con una sonrisa en mis labios mientras espero que llegue el internet para publicar. chaito.

QUÉDATE EN CASA

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