¿De qué me sirve la honradez si tengo hambre?
se preguntaba en las noches y se lo preguntaba a su padre,
pero la respuesta todavía no la comprendía,
la conciencia cuando gruñe es peor que la del estomago,
se lo repetía su padre pero el no lo entendía,
quería elegir la comida y no comer lo que había,
deseaba comprar lo que veía y no conformarse con lo que tenía,
era su realidad, era lo que había.

Un día Gustavo se olvidó de sus valores,
decidió robar junto a una pandilla de ladrones,
en el desenlace tuvo que defender su vida,
asesinó a una persona inocente, lloraría,
después de eso no piso su hogar por vergüenza,
su conciencia no lo dejaba en paz por las noches,
nunca pudo recobrar la tranquilidad,
ni siquiera porque se entregara a la justicia,
en las noches siempre recuerda a su familia,
se repite en su mente las palabras que su padre decía.