Todos nosotros en algún momento de nuestra vida, hemos sido herido emocional, sentimentalmente o físicamente, muchas veces por personas que queremos mucho, estas acciones desarrollan en nosotros sentimientos de enojo, amargura y rencor, hacia esta otra persona, estos sentimiento negativos, dependiendo de nuestra actitud se quedaran por un tiempo en nuestra mente, creando cadenas y lazos que nos atan, que no nos permitirá ser libres, no nos permitirán llevar una vida plena, que no nos permitirán ser felices, esta situación puede ser duradera, es por eso que les voy hablar de una palabra que tiene el poder de romper esas cadenas y desatarnos de esos lazos que nos tienen atado y que no nos deja ser libres, plenos y felices, esa palabra es el Perdón.

Cuando perdonamos nos quitamos un pesada carga de encima, permite que encuentre esa libertad para su alma, esa libertad para su mente, aplicando el perdón a los demás, decida perdonar, perdone a ese otro que un día le hizo daño, recuerde esto, el resentimiento más le duele a usted que al otro que se lo genero, es usted el que se está tomando ese veneno que le está matando, por eso suelte y perdone, pero si no quieres o no aprendes a perdonar es usted la que tienes más que perder, si por el contrario decidimos perdonar ese recuerdo no le va a estar lastimando más, quizás lo recuerde el acto que te hirió, pero el perdón ha disminuido el poder que tenía sobre ti, cuando perdonamos los mayores beneficiados somos nosotros, el perdonar es tan poderoso que te puede llevar a sentir empatía y compasión por la persona que te hirió.

Perdonar no quiere decir que vas a olvidar, perdonar es pasar la página y encontrar la paz que te permita seguir con tu vida.

Mateo Capítulo 6, Versículo 14, Dice “Que si usted y yo perdonamos a aquellos que nos hacen daños, Dios también nos perdona”.