Ser mestizo no es algo mal visto como lo es en los humanos. El ser mestizos nos hace especial. Muestra madre creció de la mezcla con otra especie y eso la convierte en un árbol especial.

Con ello también nosotros también seremos especiales. Podría decirse que hasta exóticos. Codiciados por muchos humanos que quieren disfrutar de nuestra combinación dulce y acida.

Pero estando sostenido en uno de los tantos brazos de mi madre veo como en el suelo permanecen muchos de mis hermanos, perdiendo la belleza de sus colores, perdiendo la esencia de su ser.

Madre nos contó que hace pasada algunas vueltas del sol, ellos nos buscaban con desesperación, saciábamos su hambre, llenábamos de sabor su existencia. Pero ahora no es así, ellos prefieren la chatarra que seguir comiéndonos.

Pero a pesar de que los humanos ya no nos comen su lo hacen los diferentes pájaros que se posan en madre. Picotean, comen, se sacian de mis germanos. Yo los veo, ellos no se quejan. Al final, nacemos para esto.

Mi tamaño es grande y con ello mi peso es bastante, ya no me puedo sostener en el brazo de mi madre y caído al piso. Allí estoy, entre la maleza del patio de la casa. Solo, pero acompañado.

Es que a mi lado no tengo a nadie, mis otros hermanos que cayeron primero que yo. Allí están inertes dejando que la vida los consuma poco a poco. No somos comida de humanos, tampoco lo somos de los pájaros.