Cuando era pequeña y visitaba a mi tía Petrica, quedaba extasiada viendo cómo ella hacía colchas con retazos de tela. Además bordaba en punto de cruz. Una vez le dije que me enseñara a hacer esas labores, y me respondió que eso era muy difícil, y que ella no sabía enseñar.

Luego cuando tenía como 13 años, me inscribí en un curso de bordado con una monja que había llegado a Carúpano, desde España. Se llamaba María Joaquina, era una mujer con manos mágicas. Lograba combinar los colores en los bordados con tan buen gusto que todos nos quedábamos extasiados ante la belleza de los mismos.

Solo nos pudo enseñar las puntadas básicas del bordado a mano, pues debía regresar a España para una Misión. Yo me quedé con deseos de aprender a bordar en punto de cruz. En este curso bordé un mantel que aún conservo, en el que utilicé los puntos básicos: largo y corto y punto de relleno.

_{Mi primer bordado}

¿Desde qué edad descubriste que tenías habilidades para desarrollar este arte?, ¿Has tomado clases o estudios para mejorarlo?