Una vez más me encuentro en esta comunidad para compartir un trabajo que realicé hace algún tiempo, en una jornada en la que varios educadores debatíamos sobre el tema de las adicciones. Espero que este trabajo sea de su agrado.

No existe una cultura del consumo diferenciada de una cultura social, no existe un niño problema o una escuela problema por fuera de lo que pasa en una comunidad o en una familia.

El consumo de sustancias es un síntoma social que está relacionado con el malestar en el vivir. En este pesar incluimos a cada individuo en relación con su entorno, su familia, su primera red existente, su barrio, sus amigos, las instituciones donde circula, entre ellas, la escuela.

La problemática del consumo exige una mirada integral y por tanto su intervención también debe serlo. Tiene una dimensión jurídica en virtud de que hay un marco legal que prohíbe la venta y circulación de determinadas drogas; tiene una dimensión médico sanitaria, ya que una persona que sufre una adicción debe ser recuperada tanto física como psíquicamente; tiene una dimensión social, que busca recuperar al adicto y ayudarlo a construir un proyecto de vida.

La Escuela como un espacio de producción y organización privilegiado del lazo social, del encuentro con el otro, está llamada a orientar sobre las adicciones y a regenerar al adicto.

El consumo de sustancias en nuestro tiempo

El consumo de sustancias produce alteraciones sobre el sistema nervioso central y en la senso-percepción, que causa en el consumidor efectos alucinógenos, estimulantes y depresores…

Para comprender la relación entre los jóvenes y el consumo, es necesario tener presente el modelo económico y cultural de la época, pues en el marco de la sociedad de consumo que impera actualmente, los sujetos son atravesados por una lógica que los seduce a consumir drogas como medio de alcanzar el éxito. El consumo se constituye en un factor de inclusión social. Como contrapartida, esta lógica rechaza y excluye a los que no cumplen con las expectativas de consumo.

Tal vez a usted le parezca escandalosa esta aseveración, pero como prueba que refrenda la misma, me permito colocar un fragmento de una canción de Bad Bunny:

A tu mujer en 4 voy a ponerla
chingando y fumando un pasto de la perla
Tu cara y nadie va a reconocerla
No es tener la vida, cabrón, es moverla
Tú odias mi vida, pero es porque quieres tenerla
Porque vivimos chiido, vivimos bien
Porque sobran botellas y billetes de 100.

Como podemos ver en esta canción, interpretada por uno de los más premiados cantantes juveniles del momento, se rinde un tributo al consumo de las drogas, a la infidelidad, al alcohol, al sexo, al dinero fácil. En tal sentido, la juventud se relaciona con los excesos y, obviamente, en todas estas canciones se soslaya el hecho de que el consumo excesivo de las drogas puede transformarse en un problema de adicción.

Ahora bien, existen distintos niveles de consumo de droga, acuerdo al vínculo que establece la persona con la sustancia:

Uso: El consumo de alguna droga es un hecho que nos incluye a todos: tomar infusiones como: té, café, mate; medicamentos para un tratamiento o una bebida que tiene alcohol. El uso se define por ser esporádico u ocasional, nada tiene que ver con su componente jurídico.

Abuso: Este tipo de vínculo con las sustancias se caracteriza por la intencionalidad del consumo. El hábito de consumo está situado en tiempo y lugar, y está justificado por el usuario. Ejemplos: los que toman algunas copas para animarse en determinados contextos sociales; el consumo de bebidas energizantes porque “te ponen pilas”; o tomar pastillas para conciliar el sueño. Es necesario aclarar que muchos sujetos abusan de sustancias sin tener conciencia de ello.

Adicción: Es la ingesta de determinadas sustancias de manera compulsiva. El padecimiento de su ausencia tiene que ver con el síndrome de abstinencia, que son un conjunto de trastornos psíquicos y físicos que surgen en el adicto cuando se interrumpe el consumo de estas. En estos casos todas las áreas vitales del sujeto son afectadas: física, psíquica, familiar, laboral-profesional.

Es importante diferenciar uso, abuso y adicción como tres niveles de consumo que la persona establece con la sustancia.

Quien padece de una adicción a una droga, primero fue usuario, y luego abusó de la misma.

No todo aquel que consume una droga es un adicto, pues hay diferentes formas de vincularse con las sustancia y no todas ellas entran dentro de la característica de la adicción.

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Agradecida por la lectura

Nota: Esta publicación está configurada para beneficiar en un 15% a la comunidad