¡Maravilloso!

Era un niño cuando vi esta película por primera vez y me identifiqué de inmediato porque, como así como a Bastian, también tenía algunos niños detrás de mí a la salida de la escuela que me tenían acosado. jaja.

Recuerdo que miraba al cielo a ver si aparecía Atreyu montado en su fiel caballo blanco Ártax a defenderme de estos pequeños rufianes.

Y como dirían en Maracaibo: ¡Qué molleja de película!.

Nunca he podido olvidarla porque muestra que, mientras se tenga fe, todo es posible.