STEEM RECREATIVO, apreciada comunidad hoy quiero dedicarte algunos apotegmas por la llamarada que incitaste al momento que me convidas a leer. Sumergido estoy en este piélago de letras, confuso en mi propio anhelo, te doy las gracias por tan estimada oportunidad, de confundirme con delicadeza, con palabras, con letras.

Es el mejor estilo para conocer las entrañas de la pluma, del papel y descubrir el fondo de quienes se entregan a la inmortalidad.

El auspiciante @oacevedo, rastreando en la nutrida enciclopedia de los más sublimes libros y de espesa gama nos agita con el majestuoso clásico de Le Petit Prince, quien delinea con preeminencia un estilo único para su tiempo.

En algunas ediciones 96 brillantes páginas llenas de contenido que rebozan las almas a quienes se disponen a desentrañar cada palabra, 27 capítulo, llenos, de amor, de esperanza, de amistad, de dolor, de nostalgia, de egoísmo, de desdicha, y un promovido encuentro entre un aviador y un niño rubio, mágica la historia cuál te adentra a las verdades más íntimas de este mundo. 250 lenguas han tenido la dicha de encontrarse con este pasaje y 140 millones de copias en todo el asteroide. Sigo felicitando al auspiciador de turno, no se equivocó @oacevedo en optar por tan profunda y motivadora lectura. A él, mis sinceras consideraciones. Gracias, muchas gracias. .

Reencontrarme con el principito después de 25 años fue caer en el hechizo encantador de la apología social. Un encuentro de un yo niño, y el yo adulto. El cual fui salvado por el yo niño en aquel desierto que me tendía una encrucijada. Me enseñó el carácter de amar, símbolo de lealtad y fidelidad, su rosa era las más bella a pesar de sus detalles, sus espinas, defensa inválidas antes el asecho del cordero.

El principito me enseñó a ver con los ojos del alma, desde adentro, destellando la imagen verdadera que mis ojos anhelan comprender la boa como la amenaza que intenta aniquilar las esperanzas de una vida de colores, y un elefante como señal de la fuerza interna de cada alma, según mi vista como adulto imposibilitaba entender lo que estaba dentro por la insistencia de querer ver solo lo perceptibles ignorando la fulgurada interna, la pasión, el amor, la justicia, el perdón. Así somos los adultos dejamos de vivir para entréganos al estrés de morir.

Descubrió los corazones orgullosos y soberbios, también describió para nosotros la soledad intrínseca de aquel que ingería alcohol para ocultar su embriaguez, o el corazón que solo buscaba el dinero y hacerse de las estrellas, o el zorro quien impecable le enseñó el respeto y la solidaridad. .

El principito nos deslumbra con el farolero que día, día trabajaba para cumplir su ROL, mostrando la responsabilidad y diligencia para hacer las cosas, tenía un objetivo.

El pequeño Principito es aquel encuentro con nosotros mismo, que te lleva justo aquel momento cuando decidiste abandonar los anhelos, perdiendo el rumbo del alma infantil, olvidando cómo sobrevivir del rencor, del trabajo inútil, de la soledad inmerecida, de los errores de la vida, de la vanidad del hombre. Precisamente el viaje de aquel planeta imaginario el asteroide B612 el cual lo contraste con nuestra mente, allí lejos, sujetos a las reflexiones profunda y a los juicios crueles del cromosoma genético del hombre siempre dando prevalencia a lo superficial.

El niño de cabello rubio me mostró el mundo verdadero a través de sus ojos recordándome que en algún lugar habían quedados los míos, me imagino que fue en aquella noche cuando cuestionaron mis notas aspirando escribir un libro y olvida hasta hoy que me apasionan las metáforas, los párrafos, la poesía, los versos, las cuartetas las letras, gracia a mi amigo que viejo desde el recóndito de mi galaxia mental a retribuir el esfuerzo de mi niñez y que recobraron mis ojos llenos de perspectivas y añoranzas.

Para concluir, yo tengo mi propia rosa, mi propio asteroide, mi zorro, la engañosa serpiente, tengo mi amigo y mi avión, y tengo mis ojos que pueden ver más allá de la apariencia a la gentileza de mi amigo el principito que me los restableció y puedo seguir adelante mirando con mirada de niño, inocente, sabio, único, desprendido, respetuoso, y amoroso.