"Cuando me quede sin WiFi" / Cuento
Estoy en un territorio bastante alejado de la civilización, tanto que el pueblo mas cercano queda a 14 horas en automóvil. Somos un grupo de técnicos de minería que nos encontramos en un posible yacimiento de carbón, realizando estudios para realizar una explotación segura. Todos somos hombres experimentados, ya mayores de 40, con familias que entienden nuestro trabajo, ya que a veces nos toca alejarnos por meses de nuestros hogares, para poder darles a nuestros seres amados la vida que consideramos que se merecen.
La empresa contratista es una de las mejores del ramo, apenas consiguieron los permisos para la explotación, construyeron una ciudadela para todos los trabajadores con todos los servicios, incluido el internet para mantener las comunicaciones con nosotros y de paso poder estar en contacto con nuestras familias en esos periodos en que nos alejábamos por mucho tiempo.
Hoy la alarma de mi teléfono móvil me despertó, es un recordatorio de un evento muy importante. Iba a revisar como iban los trabajos de excavación de la mina y luego iría al tráiler de la oficina central a realizar una llamada a casa. El día estaba muy lluvioso, la lluvia tiende a enredarlo todo, tenemos que estar pendientes de que no se inunden las excavaciones y utilizar las maquinas de succión para que eso no pasara. En un instante, mientras llamábamos a los obreros para desplegar unas mangueras, uno de los camiones deslizo en la tierra mojada por varios metros, derribando a su paso un poste de electricidad y la torre de comunicaciones.
Después de auxiliar a el conductor y los obreros, llamamos a los técnicos que se encontraban en la ciudadela para reparar los daños. La electricidad solo requería la colocación de un nuevo poste y la conexión de los cables, pero la torre de comunicaciones era otro tema. Los cajetines salieron volando por los aires, los golpes y el agua los dañaron y teniendo que reemplazarlos con unos nuevos, pero que había que ir al pueblo mas cercano para poder hacer la solicitud a los proveedores, pues no existía una antena de celular decente a cual conectarse en muchos kilómetros a la redonda. Hasta entonces estaríamos incomunicados, sin teléfono, sin internet y en consecuencia sin WiFi.
Recordé el evento de mi alarma, no podía dejarlo para después pues era algo vital para mi, por lo que acudí al ingeniero en jefe con la finalidad de ofrecerme de voluntario a ser el conductor de los técnicos de comunicaciones, quienes deberían conducir por mas de 14 horas al poblado mas cercano para informar de nuestra situación. Al principio se mostraba renuente de que uno de sus jefes de excavación abandonara la mina tan precipitadamente, pero al explicar mis razones me concedió la autorización no muy contento.
Y encomendándonos a Dios, salimos a eso de las 10:30 de la mañana, con un poco de suerte y si no encontrábamos inconvenientes, estaríamos llegando al pueblo a media noche. Yo solo esperaba que por lo menos en las cercanías del pueblo pudiésemos obtener señal celular para poder hacer una llamada importante, cumplir con ese compromiso que mi móvil me recordó al despertar. El camino estaba sedimentos por las lluvias que aun no cesaban, pero íbamos relativamente con buen tiempo.
Uno de los técnicos de telecomunicaciones, un jovencito muy extrovertido, luego de cinco horas en la carretera y de conversaciones triviales, lleno de curiosidad me pregunto la causa de por que uno de los jefes de excavaciones les servía de chofer, solo me limite a sonreír. Luego de un rato le dije que tenia un compromiso que cumplir y no podía postergarlo, aun sin el WiFi de la ciudadela. Con la curiosidad semi satisfecha, el chico cambio de tema y continuo entreteniéndome mientras iba conduciendo por el camino de tierra.
Eran ya casi las 11:00 de la noche cuando divisábamos el pueblo desde el mirador mas cercano en la montaña, a pesar de ser un pueblo pequeño se veía muy iluminado. A la distancia comenzamos a divisar las antenas de celular, por lo que comenzamos a sacar nuestros teléfonos móviles para ver si teníamos señal. Yo lo había apagado para ahorrar batería, lo encendí y apenas tenia un par de barras en el indicador de señal, por lo que con toda la fe del mundo comencé a escribir un mensaje de texto con la esperanza de que llegara a su destino:
"Hola mi vida, Feliz cumpleaños! Disculpa que no te pude hacer una video llamada como prometí, pero nos quedamos sin WiFi por un accidente. Maneje durante horas para poder enviarte este mensaje y que sepas que siempre te tengo presente. Te Amo. Dale un beso en mi nombre a nuestro hijo. Te llamo en lo que se solventen los problemas."
Gracias por llegar hasta el final.
Wow! qué interesante! debe ser duro pasar tanto tiempo alejado de tus seres queridos!!
gran trabajo, amigo!
Gracias @soywilfredg, son experiencias plasmadas en el cuento. Saludos 😊
Hola amigo que difícil es estar sin wifi y alejado de su familia, soy de las persona que digo para toda hay tiempo, recuerdo siempre que la vida es corta y hay que disfrutarla al máximo, un excelente post con una gran reflexión bendiciones 💕
Diste exactamente con la moraleja del cuento. Gracias por tu visita 😊 😊😊
Buen relato con final expectante pero feliz. Saludos y éxitos.
Gracias! Me alegro que te haya gustado. Saludos!