Micros (I) : compañía

in RECREATIVE STEEMlast year

Hola todos.

Este es un micro que se me ocurrió al encontrar la imagen inicial por la red. La idea del hombre jugando con las páginas del libro y con esa actitud inocente como buscando algo que no está.

Espero que les guste y que pueda darle una buena continuación.


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Compañía

¡No, no es posible! gritó Horacio en sus adentros.

Las dos últimas páginas de la noveleta eran sostenidas por sus dedos índice y pulgar de la mano derecha. La hacía frotarse entre ellos con la esperanza de que hubiese otra más que escapaba a su lectura.

—Ya ríndete —le aconsejó Enrique desde la cocina.

Su compañero de clases lo conocía bien. Sabía qué era lo que hacía al tratar el libro así. La noveleta contaba sólo con ciento veinte páginas, una buena historia narrada deliciosamente por la autora y el manoseo obsesivo de Horacio, quien ya la había leído cientos de veces.

El texto había sido recomendado por la profesora de literatura el semestre anterior y Horacio no era capaz de soltarlo. Entregaron el informe sobre la noveleta, recibieron su nota y el hombre de veintidós años siguió leyendo y releyendo la obra hasta desgastar las hojas amarillentas, memorizarse los diálogos de los personajes y las anotaciones hechas con lápiz o bolígrafo por parte de dueños anteriores.

Horacio dejó el libro sobre una silla de madera que hacía las veces de mesa al extremo del sofá, tomó el control remoto y encendió el modesto televisor. Fingía ver el programa de chismes, pero miraba de reojo la noveleta sobre la superficie desgastada del asiento.


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Fuente
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Otra enferma de las ficciones era Hortensia. Tanto ella como Horacio vivían leyendo libros y usándolos como caretas que bajaban cuando era necesario para las interacciones con otros estudiantes, profesores, ir al baño, cocinar y otras más.

Hortensia tenía el hábito de oler libros. No importaba si eran nuevos o viejos. La chica los abría en algún punto en el medio y hundía su nariz en el nacimiento de las páginas, aspirando hondamente y suspirando con una sonrisa.

Hortensia y Horacio veían adaptaciones de sus libros y tenían la costumbre de beber un trago de café por cada cosa que no está en los textos pero sí en la película o serie.

—Definitivamente, —comentó Enrique en voz alta— ustedes fueron separados al nacer.

—¿Qué? —preguntaron sin prestarle mucha atención.

—Nada.


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Fuente
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Los dos participan bastante en clases de literatura y de lecturas y comentarios. A veces trabajan en el mismo grupo otras lo hacen separados o en grupos diferentes. Eso era peor ya que si juntos unían sus energías para defender una idea, cuando sus puntos de vista diferían, se armaba una guerra mundial.

Por suerte, a la hora de volver a la residencia, Horacio y Hortensia dejaban de lado las diferencias de opinión, bajaban la guardia y volvían a ser los amigos que, en pareja, buscaron a Enrique para entre todos, pagar la estadía en una ciudad donde no conocían a nadie.


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Gracias por leer

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