Nuevo concurso: Niños de mi vida/ por @cruzamilcar63

Saludos, amigos de Recreative Steem. Este hermoso concurso llamó mi atención y me dispuse en seguida a preparar mi participación. Para ello, junto a lo que expreso en prosa, intercalo dos pequeños poemas que realicé para mi nieta, con la intención de complementar esta publicación. Espero que les guste.

_{Nuestra nieta, mirando el mar en Cumaná, estado Sucre, Venezuela/ Imagen propiedad del autor}

De repente llegó Lucía Valentina, una nieta hija de mi hija que vino a endulzar el hogar con su infinita ternura. Desde que entró en nuestras vidas, incluyo también a mi esposa, se convirtió en un sol resplandeciente que acaparó toda la atención para demostrarnos que el amor puede ser de otra manera y se comparte dentro de unas dimensiones maravillosas que solo experimentamos de verdad cuando lo tenemos presente, formando parte de nuestro entorno.

En efecto, siempre se ha dicho que los abuelos aman a sus nietos de forma distinta a como lo hicieron con sus hijos y es posible formarnos una idea de lo que ello significa, pero esto únicamente pudimos entenderlo en su íntegra plenitud cuando Lucía comenzó a ser la protagonista indiscutible de nuestros corazones.

Lucía Valentina,
luz de ese sendero,
donde está el lucero
que nos ilumina.
Amor que germina
en los corazones
que anuncian canciones
para tus arrullos
y con besos tuyos
tejen ilusiones.

La vida conoció otras alegrías, se llenó de una sosegada ternura y ya no pudo quedarse ceñida a la rutina que determinaba cada uno de nuestros pasos. Ningún acto que realizásemos, por más ínfimo que fuese, se encontraba exento de las influencias de Lucía. Ya ni siquiera era lo mismo ir al mercado, porque cualquier fruta, cualquier verdura, cualquier objeto, podía ser bueno para la nieta.

Desde por lo menos tres meses antes del 16 de julio, día de su cumpleaños, acompañaba yo a la consentidora abuela por cuanta tienda de piñatas, de juguetes, de ropa o de chucherías, donde ella sospechara que hubiese algo significativo para la celebración de cada aniversario. Y esto mismo ocurría en navidad, en carnavales, en los comienzos del año escolar, en cada acto del colegio, en las vacaciones de agosto y durante todo el año, porque en cierta medida todo lo que pudiésemos darle, sin que fuera necesario un motivo especial, se lo dábamos solo por el placer de mirarla feliz.

Lucía, por su parte, nos regalaba con inaudito derroche todo ese caudal mágico de ternura amorosa, de querencias infantiles, que puede prodigar una nieta hacia esos abuelos que estaban todo el tiempo pendientes de ella. Si por algún extraño motivo, no podíamos pasar a visitarla, fastidiaba a sus padres preguntándoles por nosotros.

Después, una vez que aprendió a manipular el teléfono móvil, solía llamarnos a escondidas de su mamá, quien le había prohibido que nos contactara por su cuenta. En esos casos, hablábamos con ella muy rápido y le indicábamos que dejara ese celular donde estaba; esta y otras travesuras semejantes formaban parte de nuestros particulares secretos.

A los ocho años, Lucía Valentina tuvo que emigrar, junto a sus padres, por supuesto, hacia Argentina. Ya la crisis económica venezolana se encontraba en su máximo apogeo, pero no voy a referir aquí esas vicisitudes tan amargas. Quiero seguir soñando con que volveremos a estar juntos para que nieta y abuelos continúen consintiéndose.

Querida Lucía,
para tus anhelos,
pintan los abuelos
lazos de alegría.
Trazan la armonía
de la placidez
buscando un después
que al destino inspire
y el amor nos mire
juntos otra vez.

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_{Invito a los amigos: @silher, @aplausos y @venturabogarin . Para ellos y todos quienes deseen participar, dejo por aquí el link del concurso.}

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_{La publicación está configurada con el 15% para esta comunidad.}