Corría el año 1975, yo era apenas un niño, pero ya la buena música llamaba poderosamente mi atención. En todas las emisoras que sintonizaba aquella vieja radio que había en mi casa, sonaba con una frecuencia inusual la canción Ola de la mar.

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Su cadencia caribeña, así como su letra sencilla y pegajosa, no podían pasar desapercibidas; todo el que la escuchaba sentía en seguida la tentación de tararearla y balancear el cuerpo al compás de su ritmo especial. La voz de mujer que interpretaba aquella melodía, además, deleitaba con unos vibrantes tonos que se enredaban en el alma.

Su nombre era Tania, Tania de Venezuela la llamaban en Colombia y en el resto del mundo, como queriendo advertir que no la confundieran con ninguna otra que pudiese ostentar el mismo nombre. Los recuerdos que tengo de esa extraordinaria cantante comienzan en ese 1975 señalado anteriormente, sin embargo, Tania Salazar Rodríguez había comenzado a triunfar desde hacía cuatro años, con una canción que, de una vez, catapultó su carisma y su voz más allá de nuestras fronteras: Regresa corazón.

Empezó a cantar desde los cinco años en un programa que transmitía un canal de televisión venezolano, allí obtuvo cierto renombre e incursionó en otros dedicados al público infantil, demostrando desde ese instante su inmenso talento. Atraídos por su hermosa voz, los empresarios de una casa disquera la llamaron para que grabara su primer trabajo musical, el cual estaba conformado exclusivamente por temas venezolanos. Unos años más tarde, Tania pasó a formar parte del Trío Los Naipes, una agrupación con la que conoció el éxito a través de canciones que se quedaron para siempre en la memoria de los melómanos.

Después de su experiencia con Los Naipes, decide continuar su carrera de cantante como solista; y es entonces cuando su voz y su nombre empiezan a sonar por todos los rincones de Venezuela para trasladarse casi de inmediato a Colombia y a otros países latinoamericanos. A partir de 1971 hasta principio de los años ochenta, las canciones de Tania fueron omnipresente en aquellos tiempos en que la radio se encargaba de poner de moda las melodías y las rocolas y los discos de vinilo formaban una dupla perfecta para quien quisiera echar un pie.

Fueron muchos los éxitos de Tania a lo largo de una efusiva década que escuchó y bailó sus baladas, sus cumbias, sus merengues y todo el repertorio tropical con admirable devoción. Temas como Si yo pudiera, Enamorada, Campesino de mi tierra, Se acabó el amor, Vete a llorar al río, Tambora, Parranda en navidad y muchos otros, forman parte deun legado inolvidable para quienes aprecian nuestras expresiones musicales.

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