El Trabajo Doméstico

_{Diseñada en PowerPoint/ F}

No voy a decir que todo el peso de estas tareas recae en mí, pero sí puedo asegurar que intento ayudar a mi esposa, sobre todo, para aliviarla un poco de esa pesada carga. Me encargo, la mayoría de las veces, de fregar los platos y de limpiar la cocina, esta última de forma rápida todos los días y con mayor atención los fines de semana. Me dedico también a la limpieza del baño, a sacar la basura y de asear tanto el congelador como la nevera casi todos los meses.

Todos queremos tener una casa bien pulcra y arreglada. No es recomendable, desde ningún punto de vista, que nuestra cotidianidad transcurra en medio de un perenne desorden, sin que nada se encuentre en su lugar y sin una planificación adecuada para que las actividades que propician la buena marcha del hogar se conviertan en una sagrada costumbre. Cada tarea que exige el ambiente doméstico debe llevarse a cabo en el momento que corresponde, porque si no se procede de esta forma, la suciedad y el caos reinarán en nuestro día a día. Y eso sería como vivir a la deriva, como si no valoráramos ese lugar en el que interactuamos como familia y nos sirve de cobijo.

Me gusta bastante cocinar, pero como no domino mucho este arte, prefiero lavar los platos. Fregar los trastos de la cocina se convirtió, con el tiempo, en mi tarea hogareña favorita. Todo comenzó, como señalé al principio, por querer deslastrar a mi esposa de tantos oficios; y como este es uno que, a mi modo de ver, no se torna tan complicado, decidí dejarlo como parte de mis responsabilidades. Claro, en un principio, mi querida Edith refunfuñaba porque malbarataba, según ella, el lavaplatos, dejaba la esponja enchumbada y otras cosillas por allí, pero todo se fue emparejando.

La labor doméstica, por otra parte, que trato por todos los medios de evitar es el planchado de la ropa, de las camisas, sobre todo. Se trata, sin embargo, de una vieja inquina contra este oficio, viene desde mi época de estudiante universitario. Por más instrucciones que trato de seguir, por más caliente que se encuentre la plancha, por más líquido de alisar la ropa que le ponga, nunca las camisas me quedan soberbiamente planchadas, siempre les brotan arrugas en cuanto las uso. Debido a este problema, opté por comprar solo franelas.

Fregar los utensilios no me lleva, en realidad, tanto tiempo, media hora probablemente, y esto suelo realizarlo cada vez que terminamos de comer, al mediodía y en la noche, ya que en la mañana no ensuciamos casi nada. La cocina la limpio todas las noches, inmediatamente después de terminar de lavar los platos. Los fines de semana, es especial los sábados, son para las tareas que requieren más atención: lavar la cocina, el congelador, el baño o reparar cualquier desperfecto que requiera el uso de herramientas. Generalmente comienzo como a las diez de la mañana y termino, más o menos, a las dos de la tarde.

Lo que siempre realizamos juntos mi esposa y yo son las compras del hogar. Particularmente, prefiero que ella se encuentre conmigo en estos menesteres porque pone más atención a los precios que más nos convienen. Es experta en evaluar con precisión, por ejemplo, la relación entre la cantidad y el valor de los distintos productos; también es muy meticulosa en las fechas de vencimiento y sabe calcular, sin ningún problema, el costo aproximado de toda la compra, por lo tanto, es difícil que paguemos de más.

Invito a los amigos:
@lirvic,
@claudiavirginia y
@selectiveperson

_{Nota: Todas las imágenes pertenecientes al autor fueron tomadas con la cámara del teléfono móvil, modelo: Samsung SM-A135M.}