Cuando las dificultades económicas aparecen, es necesario buscar alternativas de inmediato para enfrentarlas, para no dejar entrar a nuestras vidas el conformismo y la desesperanza...

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Como tantas veces ya hemos dicho, la crisis económica en que sumió a Venezuela, durante estos últimos años, el sistema político que todavía permanece en el poder causó, entre otras cosas, una severa escasez de alimentos y de todos los productos de primera necesidad, un alto índice de desempleo, una exacerbada inflación y la devaluación exponencial de los salarios de los trabajadores dependientes de la administración pública. El país entero se convirtió en un caos y una angustia para quienes padecían esta terrible realidad, la cual mejoró un poco, pero todavía se encuentra entre nosotros.

Mi esposa y yo, como docentes que reciben su remuneración desde las finanzas estatales, experimentamos, con desoladora crudeza, la inevitable pérdida de nuestro poder adquisitivo. El dinero que recibíamos periódicamente por el trabajo que realizamos se convirtió en una cifra insignificante que no alcanzaba siquiera para sobrevivir. En un principio, esta aciaga situación nos desorientó, nos dejó sin alternativas viables para enfrentar unas carencias que ya creíamos haber superado desde hace mucho tiempo.

Nuestros dos hijos, que ya eran mayores de edad, sintieron, por supuesto, el negativo impacto del descalabro económico. La hembra, casada y con dos niños pequeños, luchó junto a su esposo para sortear los problemas que generaba la falta de recursos económicos, pero llegó un momento en que decidieron emigrar hacia otro país en búsqueda de mejores oportunidades… hasta ahora se encuentran alejados de nosotros, en Argentina. El varón, por su parte, soltero y a nuestro lado, en seguida buscó en la web una manera de obtener dinero y, después de algunos intentos que solo le dejaron sinsabores, encontró un empleo que le proporciona ciertas ganancias.

Mi esposa, que además de ejercer la docencia se dedica a las manualidades y a la repostería, se concentró en esas dos últimas habilidades y rescató sus antiguas cualidades de comerciante con el fin de generar recursos que nos permitieran subsanar las carencias que el presupuesto formal no podía cubrir. Yo, que obviamente no podía quedarme sin hacer nada, me dediqué a la asesoría en la redacción y corrección de textos académicos, pero esta es una actividad en que las oportunidades de trabajar se presentan de forma esporádica. Me dispuse, entonces, a encontrar una labor donde estuviese más activo y me recomendaron a Steemit. Lleno de escepticismo ingresé a esta plataforma y aquí llevo más de tres años.

En la actualidad, podemos decir que aquella conmoción económica inicial que nos obligó a buscar alternativas para complementar el ínfimo presupuesto que todavía devengamos se ha atenuado bastante. Eso se debe a ciertas disposiciones gubernamentales destinadas a remediar superficialmente la situación, sin ninguna intención de erradicarla de forma definitiva, ya que este es una estrategia de control social de nuestras autoridades políticas; y es el resultado, más que todo, de la inmensa capacidad del venezolano para reinventarse porque se niega rotundamente a permitir que las dificultades lo apabullen.

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Invito a los amigos:
@enamul17 y
@chiquitin

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_{Nota: Todas las imágenes, excepto la de portada, pertenecen al autor y fueron tomadas con una cámara Sony, modelo: DSC-W180.}