Esta historia relata los hechos de la familia Mendoza-Gutiérrez, donde el maltrato reinó por años y las consecuencias fueron nefastas. A esta familia, Dios los bendijo con un hijo, Víctor Manuel. Desde pequeño, Víctor era algo diferente, no le gustaban los deportes y era algo retraído. Su padre, que también se llamaba Víctor, no le agradaba la forma de ser de su hijo, y por eso lo rechazaba y lo trataba mal.

El Sr. Víctor, veía mal todo lo que hacía su hijo, lo recriminaba constantemente y lo criticaba. A consecuencia de esa actitud, Víctor Junior le tenía miedo, a la vez rabia, y se la pasaba llorando. El niño buscaba consuelo en su madre, pero ella no supo manejar la situación, y de alguna manera, permitía que los maltratos continuaran por parte de su esposo.

Víctor, trasladó su malhumor a todo su entorno, volviéndose obstinado y falta de respeto. Cuando Junior le faltaba el respeto a su padre, más castigos recibía. La situación era cada vez peor, un ambiente hostil insostenible, tanto, que su agresividad lo llevó a atacar a otro niño.

Al enterarse en su casa de la pelea de Víctor, su padre le dio una fuerte paliza y su madre se quedó inmóvil ante aquel acto cruel de su esposo.

Con el paso del tiempo, Víctor Junior, quien no se hallaba en su casa, buscó refugio en otras compañías que lo llevaron al mundo de la delincuencia. Al final, cayó preso por robo, expendio y abuso de drogas. Ya no había nada que hacer, Víctor se convirtió en un árbol torcido y todo gracias al maltrato de su padre.

Detrás del rechazo hacia su hijo por su particular forma de ser, había algo más. El Sr. Mendoza era un hombre amargado, tuvo una infancia difícil que marcó un antes y un después en su vida. Quedó huérfano a temprana edad, por lo que estuvo rodando de casa en casa recibiendo maltratos. Tuvo que vender cosas en la calle, no iba a la escuela, andaba sucio, con la ropa en mal estado y los zapatos rotos. Además, lo obligaban a realizar tareas muy duras para un niño. Tenía que levantarse a las 5 am para barrer y coletear, y así poder ganarse un techo y algo de comida. También era víctima de crueles palizas si hacia caso omiso a sus deberes.

Harto de esa situación, cuándo cumplió los 18 años Victor ingresó al ejército, y fue lo peor que hizo, allí recibió las peores humillaciones, y eso lo convirtió en un hombre maltratador y abusador. Lastimosamente, todo ese dolor que sufrió lo desahogó maltratando a su hijo.