hola reciban un afectuoso saludo desde Venezuela. Me ha encantado el tema de este concurso porque adoré mi época en el colegio. Te felicito por esta propuesta de concurso que nos permite revivir recuerdos de nuestra niñez. Gracias y mucho éxito.

Mi Primer Grado

Fuente

^{Ana Rosa mi amiga es rubia como la niña de la foto}

Tengo hermosos recuerdos de mi época escolar, y por supuestos otros no tan gratos. Les referiré parte de mi experiencia durante mi primer grado, yo tenía siete años y era una de las niñas más alta de mi curso, por esa razón la maestra me sentó en el penúltimo pupitre de la primera fila del salón; detrás de mí en el último puesto estaba sentada una niña muy linda llamada Ana Rosa, también muy buena estudiante al igual que yo.

Ella era mi amiguita, aunque era presumida y no todos la querían. Una vez, luego de que nos entregaran los resultados de una prueba de castellano que nos habían realizado; Ana se enojó mucho porque obtuvo diecinueve puntos, uno menos que yo, que había sacado la máxima nota. A partir de ese momento se dedicó a fastidiarme el resto de la clase, me halaba el cabello, me pinchaba los brazos con la punta de su lápiz y quiso incluso romper mi prueba; afortunadamente la maestra se dio cuenta y la reprendió.

Fuente de la mariposa

Luego de un par de días se le pasaba la rabieta y volvía a ser mi amiga. No obstante, no era fácil lidiar con ella. Durante las festividades del Carnaval cada salón elegía la reina y rey del carnaval; Ana era una de las candidatas, también lo era yo, y aunque a mi juicio ella era la más bonita, la mayoría votó por mí y resulté ser la ganadora.

Ana enfureció y aunque no lo demostró, cuando todo terminó, comenzó a aterrorizarme, me decía al oído:

─ ¡fea, horrible!, le voy a pedir a mis hermanos que te saquen los ojos y no puedas ser la reina.

Durante un buen tiempo temía ir al colegió y sufrí pesadillas nocturnas, hasta que un buen día ocurrió lo inevitable, me topé con los hermanos mayores de Ana, mi corazón se paralizó, pero para mi sorpresa ellos me saludaron afectuosamente acariciando mi cabello. Pensé “todo fue una mentira de Ana”. A partir de allí sus amenazas no volvieron a afectarme y recobré de nuevo mi habitual deseo de ir al colegio.

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