Hola amigos de Steemit, les comparto hoy una parte importante de mi vida, gracias a un concurso muy bonito de la comunidad Steem Sri Lanka, propuesto por @dasuni, que consiste en recordar los primeros diez años de tu vida.

Mi nombre es Nakary, nací en el 1987. Gracias a Dios y la sabiduría de mi mamá, pues resulta que un médico le dijo que debía hacerse un legrado porque me había perdido. Afortunadamente mi mamá busco otro médico quien le hizo un eco y allí estaba yo, sana y salva en el vientre de @charjaim.

Con @lilianajimenez y @leonardoj333

Cuando nací mi hermana pensaba que tenía “paticas de hígado” porque al verme enseguida notó mis pies morados. (Debido a una tinta que usan para crear la huella plantar en la identificación del recién nacido)

Me dicen mis padres, que me gustaba dormir debajo del hombro y del brazo de mi papá, que me encantaba esa zona y era la única forma de dormirme. También me cuentan que mi hermano me dio un mordisco en un cachete, porque le pareció provocativo.

Me dice mi mamá que hacía muchas muecas, para todo, muchos gestos graciosos.

Con @lilianajimenez y @leonardoj333

Mi hermana Liliana en su papel de hermana mayor ayudaba siempre a vestirme, arreglaba mis medias, zapatos y la ropa que me iba a poner. Dice ella echando broma que todavía lo hace porque es quien hoy en día remienda mis pantalones, me hace blusas, batas y vestidos.

Con @leonardoj333

Jugué mucho en la infancia con mi hermano Leonardo, una vez estábamos jugando en un chinchorro simulando estar en una nave o algo así (él cuenta la historia mejor que yo) nos mecíamos con fuerza y él me gritaba: “salta” “salta” y como yo no saltaba me empujó, debía saltar pues la nave iba a explotar. Choqué con algún objeto, y me hice una cicatriz que hasta el día de hoy la tengo.

_{Cicatriz por saltar de la nave chinchorro}

Lo gracioso es que mi hermano pensaba esconderme debajo de la cama para que mis padres no se dieran cuenta pero cuando comencé a llorar se dio cuenta que su plan no funcionaría.

Recuerdo el olor del shampoo de camomila. Me encantaba. Mi mamá solía comprarme ese shampoo y echarme manzanilla en el cabello para mantenerlo claro. Me gustaba mucho acompañarla a comprarlo. Apenas lo pagaba le pedía que me lo diera para irlo oliendo por el camino.

Mi primer viaje “solas” . Mi mamá me llevo a pasar vacaciones en casa de mi tía, jamás olvidaré esos días. Me sentía en el paraíso, jugaba mucho con mi prima Claudia y era muy consentida por mi abuela y mi tía. Todos los días tomaba jugo de tomate de palo bien frío. Mi tía nos llevaba a pasear en las noches cuando llegaba del trabajo. Mientras se tomaba un café con mi abuela, mi prima y yo corríamos por el centro comercial y jugábamos.

A los siete fue mi bautizo. Yo no entendía muy bien que sucedía, recuerdo que al terminar que salimos de la iglesia le pregunté a mi mamá de nuevo para que era eso.

La edad en que me perdí y dijera mi hermana desde entonces vivo perdida. En la escuela había clases de joropo, la maestra de joropo hacía las prácticas en su casa. Mi hermano Leonardo me llevaba a los ensayos, un día él estaba dormido y no quería llevarme. Yo lo despertaba y le suplicaba. Como me dijo que no, yo tomé la decisión de irme sola. Mi hermano me hizo un mapa para que me guiara.

 

Salí muy feliz de la casa con mi mapa, me sentía grande e independiente. El mapa fue de mucha ayuda ya que sí llegué a la casa de la maestra. Pero al llegar me dijo que ese día no tocaba ensayo. Sentí tanta vergüenza que le dije: “Claro, yo sé, es que pasaba por aquí y quise saludar”

 

Me disponía a regresar a la casa pero me perdí, ya no contaba con el mapa. Esta parte sí está algo borrosa, de porque destruí el mapa. No recuerdo bien porque destruí el mapa. Pero sí recuerdo haber buscado los trocitos de papel en el piso para unirlos de nuevo.

Comencé a caminar sin saber a dónde ir.

 

Intenté usar un teléfono publico y no funcionó, pedí a unos niños en una casa que me prestaran el teléfono, me dejaron entrar a su casa pero el teléfono estaba bloqueado. No pude usarlo y salí corriendo de allí.

Yo sabía el número de teléfono de mi casa de memoria y mi dirección. Mi hermano Leonardo me había obligado a memorizarlos días antes. Llegué a otra casa y pedí de nuevo un teléfono prestado. Esta vez fue un adulto quien me recibió, me preguntó para que lo quería. Yo le respondí para llamar a mi casa y decir que me perdí. La mujer hizo ella misma la llamada y le pidió a su hija que me acompañara a la dirección que di, así regresé a casa donde me esperaban mis padres muy preocupados.

Alambrito, fideíto y otros sobrenombres me decía mi papá. Mi hermano me decía Cantinflas porque la falda, shorts y pantalones se me bajaban por lo flaquita que era.

Quería peinados especiales y mi mamá trataba de complacerme pero mi cabello era una baba, volvía a su forma original siempre, lacio y hacia abajo. Sin importar cuanta laca o gelatina se le echara. Recuerdo que perdía peinetas, muñeras y ganchitos en la calle porque se iban rodando poco a poco hasta que se caían. Mi cabello era tan liso que nada permanecía allí.

Fue lindo recordar. Gracias familia por todo los bellos recuerdos. Gracias amigos por leer.