Es menester aclarar, que la justicia es un valor, y que es practicada por aquellos que han sido formados en valores, tanto en el hogar como en las diferentes instituciones educativas, formales o no.

Ahora bien, unir el Liderazgo y la Justicia, eso es inevitable, es un matrimonio, donde una no puede ejercer sin la otra, o por lo menos en forma idónea.

Un Líder que no sea justo con su equipo, muy pronto dejará de serlo, se convertirá en una figura que imparte órdenes y a las que todos temen o ignoran, acabando de esta manera con la voluntad de sus seguidores a quienes convertirá en simples objetos de la empresa.

Un Líder debe ser justo, equitativo, tratando a todos por igual, sin menos cabo de que tenga algún prejuicio o simplemente alguien del equipo sea menos empático, lo cual no le dará el derecho de menospreciarlo o tratarlo diferente. De igual manera, en el caso de haber dentro del equipo alguna persona con la cual sienta mucha afinidad, con la cual comparta algunas actividades extras a las de su relación de liderazgo, e incluso, si existiese alguna relación sentimental, un verdadero Líder se mentaliza en su rol y demuestra justicia ante todos, lo cual genera que su equipo lo reconozca como un Líder efectivo y justo.

El buen Líder se identifica por su buen trato, su honestidad y alto sentido de justicia.