"Mi Steemundo" Concurso #05: Mi anécdota paranormal

Invito a este horror a mis compañeros @sandrojh20, @francysgriman, @mdlopez, @benedicta7 y @mariarodri85. Mi historia trata sobre el silbón de La Ciénaga

El año pasado, en este mes precisamente cuando mis compañeros de micropasantias del 5to semestre de Medicina y yo llegamos al pueblo de la Ciénaga de Cumarebo del estado Falcón, no nos imaginamos las cosas que pasaríamos en ese lugar. Aunque la mayoría de las cosas que vivimos durante las dos semanas de estadía fueron muy buenas, también nos pasaron cosas ocurrentes y de miedo en la casa donde nos dieron posada.

La casa de posada tenía guindados muchísimos santos y rosarios, ya que son muy católicos. La mayoría de nosotros tuvimos pesadillas la primera noche. Nos reíamos al siguiente contando todos esos sueños y siempre tenían que ver con los santos y apariciones, y una del silbón. Tanto fue así, que la mayoría dormíamos en un solo cuarto por temor a un espanto. De verdad que la casa daba miedo, era muy grande, con imágenes en todas partes de retratos de difuntos.

Una noche, los compañeros durante una de las visitas a los vecinos fueron invitados a tomar alcohol. Para no despreciar, cosa que no debieron hacer, se pusieron a tomar la bebida espirituosa llamada Cocuy, y al parecer estaba adulterada con agua porque realmente les cayó muy mal a los 4 que tomaron.

Cuando llegaron a casa venían muy felices y ruidosos, haciendo comida, mientras que los tres que no tomamos ya estábamos acostados. Entre risas escandalosas y muchas conversaciones sin sentido, no dejaban dormir a nadie altas horas de la noche.

Como la casa se presta para bromas de terror, en vista de que los borrachines no nos dejaban dormir, decidí hacerles una pequeña broma. Coloqué objetos de la sala con motivos religioso en medio del pasillo, cómo si tratara de una brujería. Cuando pasaron del corredor al frente de la casa, comenzaron a murmurar sobre eso, pero no les afectó porque seguían riéndose muy felices. En vez de asustarse, comenzaron a silbar hacia la habitación donde estábamos los demás, ya que la ventana da hacia el frente dónde ellos estaban. Querían asustarnos ahora asustarnos a nosotros! Pero en ese momento, rápido me desplacé sigilosamente hasta la ventana e hice un ruido tenebroso (boooaahhh) frente a ellos como si tratara de un espanto. El grito que dieron retumbó hasta donde los vecinos, fue un grito de horror mientras yo me reía a carcajadas por las caras de espanto que tenían. Aún recuerdo esa anécdota y me da mucha risa. A la mañana siguiente dijeron que no beberían más de esa bebida. No se si los traumo el susto o la cefalea, pobrecitos por andar hablando del silbón.