Conocí esta canción por medio de un gran amigo músico que me la presentó cuando él intentaba tocarla en la guitarra y lo primero que llamó mi atención fue la complejidad de su ejecución, también lo inusual de su armonía que va cambiando de tonalidad de manera muy sutil pero con gran genialidad.

Años más tarde este amigo tuvo la grandiosa oportunidad de conocer a Silvio Rodríguez y le regaló un libro de partituras, que yo le había prestado, diciéndole "estas son unas de las obras de un guitarrista muy importante para los venezolanos llamado Antonio Lauro" a lo que Silvio le respondió "sí, sé quien es, yo toqué con él". Aunque me dolió haber perdido mi libro, en una época que era muy difícil obtener, me alivió saber que Silvio Rodríguez tiene unas partituras que me pertenecen.

Pero lo que más me une emocionalmente a esta canción es que tiempo más tarde la estaba cantando en casa junto a mi hermano mayor, a quien veía solo esporádicamente pero cuando nos encontrábamos pasábamos muchas horas compartiendo y hablando. El parecía una rocola, pues cada canción que le mostraba se la sabía y la cantaba mientras yo lo acompañaba con mi guitarra, realmente cantaba muy mal pero amaba hacerlo y eso yo lo disfrutaba.

Fue por él que realmente entendí el significado de la letra de Ojalá, por un amor no correspondido que entonces estaba viviendo. Le faltó lápiz y papel para explicarme cada frase y la sensación de desdén que había detrás de cada una. Y tanto me hizo entender, que meses más tarde fue asesinado por un delincuente, coincidiendo con la parte que dice "ojalá por lo menos que me lleve la muerte, para no verte tanto".

Mi hermano en lugar de cantante era un imitador, por lo que solía decir las frases con los mismos acentos y gestos vocales del artista. Por eso cuando escucho esta canción, por parte del autor, me parece escucharlo a él cantar, así que me trae muy buenos recuerdos.

Pero no es a Silvio Rodríguez a quien me gustaría hoy compartir, sino una versión que conocí hace poco, la de Nahuel Pennisi, a quien admiro profundamente por su maestría a la hora de cantar mientras toca la guitarra, con un estilo único e irrepetible.

Nahuel canta Ojalá con la nostalgia y la tristeza en la voz, que yo quisiera tener para cantarle a mi hermano. La primera vez que lo escuché, esa canción, hoy mi gran amiga, y yo lloramos juntos.