Mi forma de pensar, de actuar, de vestir, de desenvolverme en el entorno, me ha hecho blanco constante de los ataques de burla. Cuando se actúa de manera diferente a los demás, cuando se está lejos de pertenecer a la manada que sigue automáticamente los dictámenes sociales enmarcado en la moda o casos similares, es normal recibir los ataques

Desde muy joven, desde la infancia, siempre he sido material de burla de muchas personas. En la época infantil y en gran parte de mi adolescencia, estas acciones me llevaron a dudar muchas veces de mí mismo.

Sin embargo, tuve la suerte de recibir consejo de personas que pasaban por mi misma situación. Recuerdo que siempre me decían que no tratara de justificarme ante los ataques ya que quienes atacan nunca entenderán, ni siquiera, porque lo hacen.

Recuerdo leer un libro, en algún momento, el cual no recuerdo el nombre que me llevo a entender que lo peor que puede hacer uno es enfrentar este tipo de situación. Esto más si la persona que crea la burla tiene el apoyo del entorno.

Hubo una frase de ese libro que nunca la he podido borrar de mi memoria y dice algo así:

Aquel hombre insultaba sin cesar al grupo de estudiantes que tenía al frente. Todos menos uno se sentía humillado. Aquel que mostraba un gesto de alegría destacaba sobre el resto.

Quien insultaba estaba incrédulo con aquel ser que sentía alegría. Molesto se acercó al joven y le comento con tono enojado: – Le parece gracioso que lo esté insultando repetidamente –

Sin inmutarse, el joven respondió a su profesor con un tono de voz muy calmado: – Me causa mucha gracia que se moleste porque yo no lo hago. Vera, en mi pueblo yo le pagana a los muchachos de la calle en donde vivía para que me insultaran. Resulta que acá me lo hacen de gratis –

Quizás muchos no relaciones mi forma actual de enfrentar la burla con la parte del dialogo del libro que escribí anteriormente. Por cierto, si alguien le parece conocido de que libro es, le agradecería que me comentara.