El bullying, acoso, hostigamiento o violencia es un fenómeno social que no es nuevo, pero ha venido aumentando, volviéndose crónico, así como sus secuelas se han vuelto más graves debido a que en la actualidad involucra la tecnología, lo cual permite que no se quede en un grupo reducido de personas sino que se pueda propagar a través de redes sociales e incluso volverse viral.

Consiste en una acción sistemática, por lo tanto intencionada, para hacer sentir mal a un par, a menudo más débil, en desventaja, o visto como tal, ridiculizándolo, exponiendo sus "defectos" o debilidades, o causándole incomodidad. -Podría, pero no conviene explayarme en ejemplos a todo nivel. Dejo al criterio del lector el análisis de las manifestaciones de bullying en nuestra sociedad-.

En carne propia

Para cuando yo era una niña, ya habían salido a la luz los primeros estudios sobre este fenómeno por parte del psicólogo noruego Dan Olweus "EL ACOSO ESCOLAR: BULLYING" .

En lo personal, llegué a experimentar discriminación por mi contextura, ya que tenía sobrepeso. Es típico que las personas en mi país, asuman que tienes menos capacidades físicas que otros, y que en lugar de llamarte por tu nombre de pila decidan que lo van a hacer de acuerdo a tu contextura...o bien estatura, origen étnico, nivel intelectual, inclinación sexual, etc.

No niego que pudieran haberme hecho sentir mal en determinados momentos, pero avanzando en el tiempo y sobreviviendo a ese estigma, al crecer y comenzar a madurar me fui dando cuenta de que quienes tienen esa mala costumbre tienen un problema mayor al que pudiera tener yo en mi relación con la comida, como pueden ser: la necesidad de solapar sus propios complejos, son personas heridas, imitan lo que les fue inculcado, o tienen una personalidad enfermiza por la cual le place dañar al otro, bien sea psicológica o físicamente. Es más, hay personas que en su inconsciencia, al decirles, mi nombre es Yelitza, no "gordita", trataban de responder como si fuera una gracia: "es de cariño".

Esa costumbre de la que vengo hablando culturalmente se conocía como "chalequeo", consistía en básicamente hacer chistes a partir de algún rasgo prominente de la persona. Aunque pudiera entrar en el marco de lo que se considera bullying, y en mi país por lo general tiende a justificarse y restársele importancia, me atrevo a decir que muchos nos acostumbramos o superamos esa etapa y hasta aprendimos a llevarles la corriente, aprendiendo a reírnos un poco de nosotros mismos, por decirlo así. En general, si lo superamos, probablemente nos hizo más fuertes.

Lo triste de esto, es que quizás unos cuantos se quedaron en el camino, perdieron la vida en el intento de complacer las expectativas de otros o demostrarles su valía, o se sumaron al coro volviéndose también victimarios como mecanismo de defensa.

Algunas ideas para salir de este atolladero

Ahora bien, lo que vemos hoy en día es la optimización de los niveles de maldad del ser humano desde tempranas edades, como decía antes, aprovechándose del uso de la tecnología para sistemática e intencionalmente hacer sentir mal a otros.

Hay una gran pregunta que debemos hacernos y es de dónde salen ese tipo de actitudes en niños y jóvenes. Lo más duro, que muchos no quieren aceptar es que en el 90% de los casos sea a causa de actitudes, gestos, usos y malas costumbres que ven de sus adultos responsables. ¿Por qué? Porque ningún niño aprende a burlarse de la gordura, delgadez, humildad, raza, creencias, ...de otro, a menos que donde se está formando perciba estos patrones y termine, en consecuencia, imitándolos.

¿Dónde se aprende a discriminar?

Tomando esto como base, la manera de comenzar a superar este fenómeno, que se ha vuelto terrible, en mi opinión, una de las primeras cosas que debe hacer cada adulto es analizar qué le ha proyectado a sus hijos, niños o jóvenes bajo sus responsabilidad en el trato a las demás personas, en especial, las diferentes. Esto si, y solo si, desea formar mejores individuos para la sociedad.

Cuando ejercía como docente tenía la norma de exigir a mis estudiantes que se llamaran por su nombre. No permitía que se acostumbrara etiquetar a los compañeros o llamarlos por apodos. Se podía permitir alguna broma eventual por alguna anécdota, porque es humano, mas no podía volverse algo sistemático.

Ahora como madre con una niña que cursa primaria, no quiero ser sobreprotectora, ni mucho menos incentivar conductas de maltrato a algún compañero. Mi formación es de no discriminar a nadie, pero no estamos exentos de las posibles influencias de los pares, por lo tanto estoy atenta a corregir cualquier expresión de ese tipo.

En todos los ámbitos de la vida, sin excepción, noto que las personas tienden a acercarse a los extremos. Posiblemente, antes se aceptaba que los niños y jóvenes recibieran un poco del maltrato exterior porque de esa manera de harían más fuertes, aprenderían a soportar los golpes de la vida. Hoy en día se habla de una generación de cristal y padres de algodón, donde la susceptibilidad es la regla, incluso cuando no hay ataque alguno y puede estar dando pie a manipulaciones. Pienso que ninguna de las dos actitudes es adecuada.

Debemos enseñarles a nuestros hijos a aprender a distinguir maltrato de lo que no lo es, que hay acciones que por más que quieran no pueden dañarnos, y que hay personas que discriminan, que hacen daño intencionalmente a otros, y hasta disfrutan de ello porque así se sienten poderosos. Pero que nuestro valor no está en lo que ellos digan o hagan.

En mi opinión, no hay que darle esa clase de poder a nadie sobre nuestras emociones. En ese sentido, es importante:

• Fortalecer a nuestros hijos en que independientemente de lo que otros digan de ellos, son personas valiosas, que no necesitamos complacer las expectativas de nadie.

• Darle mecanismos de defensa a nuestros hijos, a veces el mejor es el silencio, el no caer en el juego, el responder de manera inesperada.

• Evitar la reactividad y el exceso de susceptibilidad. Es decir, no responder violentamente a los ataques verbales de nadie, ya que con violencia no resolveremos nada; a la vez de no mostrarnos vulnerables a los ataques externos pues de esa manera el buller o acosador está obteniendo lo que desea.

• Hacerle ver a nuestros hijos que estamos expuestos a que alguien quiera hacerles daño, pero que eso no es normal ni aceptable en ningún sentido, y que es importante que nos expresen si ven o experimentan alguna situación de esa índole.

• Estar atentos a las señales en las actitudes de nuestros hijos, ya que pudieran no estar expresando que algo sucede.

• Evitar ser parte del problema. Cuando somos observadores pasivos de una situación inadecuada, podemos terminar siendo cómplices de ella. E incluso podemos terminar siendo victimarios al pensar que esas actitudes son normales. Por lo tanto, nuestros hijos deben comenzar a aprender a denunciar casos de abuso que observan en su entorno escolar y de interacción social, a través de mecanismos adecuados y seguros.

• Aceptar que posiblemente nuestro hijo pudiera ser partícipe de alguna actividad inadecuada, ya que lamentablemente hay padres que tienden a justificar todo de sus hijos, y no aceptan correcciones ni siquiera del personal escolar, siendo ellos mismos el origen del problema.

Finalmente, en cuanto al aspecto de la tecnología, tan delicado y a veces muy difícil de controlar ya que cualquier jovencito porta un teléfono celular, tiene acceso a redes sociales y una vez que se sube un contenido malintencionado, es muy difícil pararlo, debemos enseñarles a ser responsables con esa herramienta, monitorear permanentemente su uso, informarles que no deben compartir contenido personal, privado con nadie, informarles de las normativas legales que pueden respaldarlo al momento de ser víctima de ello, o ir en su contra al generar o apoyar ese tipo de contenido.

Una vez que les damos acceso a un teléfono inteligente, debemos aclararle que puede ser víctima o incurrir en lo siguiente:

Hostigamiento
Acecho o stalking
Divulgación de imágenes no consentidas
Fraping
Perfiles falsos
Exclusión y cancelación
Filtración de información
Grooming
"Violencia digital: las formas más comunes de acoso en Internet"

Pienso que no hay nada como una buena formación en valores para parar todo este problema. Todos debemos revisar nuestro sistema de valores para poder ofrecer una buena formación en ese sentido a nuestros hijos o niños y jóvenes bajo nuestra responsabilidad.

Que sea el respeto la base de nuestro accionar

Invito a @sharifanamin, @marcybetancourt y @adriancabrera a participar en este reto que trae a colación un importantísimo tema:

"Beware of Bullying"
https://steemit.com/hive-130030/@steem.indonesia/sarie-sec-s15w2-or-beware-of-bullying