Steemit Engagement Challenge-S12W5 | Destino de viaje favorito

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Uno de nuestros lugares preferidos para viajar durante las vacaciones del mes de agosto era Puerto Ordaz, una ciudad ubicada en el estado Bolívar, en Venezuela. Todos los integrantes de mi familia se caracterizan por la fascinación que sienten ante los hermosos paisajes naturales.

Les encanta adentrarse en las montañas, disfrutar de playas, ríos y admirar cuantas especies vegetales y animales se crucen en su camino. No ponen tampoco ninguna objeción para bañarse en cualquier parte, ensuciarse en un barrizal o subir hasta un alto cerro para curiosear desde las alturas.

Todo eso es innegable, pero de idéntica forma les agrada pasearse por los más sofisticados centros comerciales, deleitarse con la comida rápida que expenden las más emblemáticas franquicias en ese ramo, visitar parques de atracciones y, sobre todo, dormir en un ambiente que se destaque por su comodidad… Todo eso lo encontrábamos en Puerto Ordaz. Por tales razones fue durante algunos años uno de nuestros lugares predilectos.

Lo que más disfrutábamos de esa zona eran sus espacios acuáticos. Nuestros dos hijos se divertían dándoles comida a los peces, tanto en el Parque Nacional La Llovizna como en otro sitio llamado Hacienda Marivaca, y sobre todo paseando en los vehículos de agua que se encontraban a disposición de los visitantes. Mi actividad preferida, en la cual mi esposa solía ayudarme, mientras recolectaba flores y plantas ornamentales, era asumir un atractivo reto que existía en esa hacienda que acabo de nombrar.

Este desafío consistía en pescar, apelando a nuestras habilidades en ese arte, lo que deseábamos comer. Debido a que, en mis años de adolescencia, había salido de pesca en muchas oportunidades con algunos amigos conocedores de los secretos del mar, no perdía oportunidad de tomar los cordeles y los anzuelos para intentar sentirme el proveedor de la familia.

Uno de nuestros momentos especiales del viaje a Puerto Ordaz era cuando atravesábamos en nuestro automóvil los 3.156 metros del puente que se encuentra sobre el río Orinoco, el cual conecta a los estados Anzoátegui y Bolívar. Cuando íbamos llegando a ese sitio, siempre estábamos atentos porque nos parecía algo mágico desplazarnos a lo largo de aquella inmensa estructura que parecía interminable. Nos daba la impresión de que, ante tantas maravillas naturales, el ser humano había querido también demostrar la maravilla de su ingeniosidad.

Otro incidente gracioso que recordamos ocurrió en la Hacienda Marivaca. Nuestros hijos tenían mucha hambre y yo les prometí que iba a atrapar un gran pez para comérnoslo. Sin embargo, después de más de una hora transcurrida, nada había podido pescar en la inmensa laguna donde estaba lanzando los anzuelos. Ellos se encontraban allí muy pendientes de lo que posiblemente comerían en ese almuerzo que no terminaba de materializarse, pero de repente desaparecieron y nos dejaron solos.

Mi esposa, alarmada, salió enseguida a buscarlos y al rato regresó muy sonreída porque nuestros hijos no aguantaron más, se fueron hasta la churuata donde estaba el restaurant y se encontraban muy tranquilos deleitándose con sendos platos de pescado frito y ensalada. No nos esperaron.

Invito a los amigos: @jyoti-thelight, @rosiortega y @mofmaria a comentarnos su Destino de viaje favorito.

_{Nota: Todas las imágenes pertenecen al autor y fueron tomadas con una cámara Sony, modelo: DSC-W180.}