La primera oportunidad que visité Argentina fue en el 2005, fue un viaje donde estuve una semana en una Conferencia de una semana en La Fada-Córdoba, el resto de tiempo de vacaciones. Tuve la hermosa experiencia de compartir y conocer gente de varias naciones, muy hospitalarias y agradables que abrieron las puertas de su casa para recibirnos y entre deliciosas comidas y tertulias nos dijeron: Si no visitasteis las Cataratas de Iguazú o Tierra del Fuego es como si no hubieras venido a la Argentina, nos mostraron gran cantidad de fotos y videos de su experiencia en las Cataratas. Fue así que me dije a mi mismo Tengo que conocer ese lugar, pero a pesar de que estuve en ese momento por un mes no me fue posible visitarlas.

Muchos años después Dios me dio la oportunidad de regresar y justamente el primer lugar que visite fue Iguazú. Nos hospedamos en un lugar súper familiar, el Sr. Juan dueño de la casa nos preparó una cálida habitación, nos dio un recorrido por el pueblo, donde nos mostró lugares turísticos pero la cereza del pastel eran Las Cataratas. El Parque de entrada es muy organizado, la entrada es económica, las instrucciones para moverte, donde están los baños y recorrido, la atención medica puedes oírlas en varios idiomas, es un lugar multicultural donde te topas con personas de todo el mundo, incluso con unos amigos de los ajeno que si te descuidas te roban la comida estos son los hermosos Cuatíes, que están libres y hasta puedes interactuar con ellos.

Así iniciamos el recorrido tienes dos opciones el superior y el inferior, ambos con experiencias únicas. En el recorrido inferior puedes disfrutar de un paseo en lancha que te lleva a casi tocar las Cascadas, lamentablemente tuvimos que escoger entre uno de los dos recorridos por cuestión de tiempo y escogimos el superior por ser el que tiene las vistas más impresionantes, puedes hacer paradas, pasar por puentes y al final del recorrido llegar a La Garganta del diablo.

Faltarían las palabras para describir la inmensidad de la creación de Dios al contemplar la fuerza de la naturaleza y no sentirse tan pequeño al ver esa caída de agua tan impresionante como las CATARATAS DE IGUAZU.