Siempre hemos creído que el tiempo se fracciona en tres partes; Pasado, presente y futuro, pero la realidad es que tanto el pasado como el futuro son una manera de poder concebir lo que vivimos o lo que queremos vivir.

Si de un momento a otro dejáramos de recordar, el concepto del “pasado” dejaría de existir, o si de pronto perdiéramos la capacidad de imaginar, entonces no sabríamos lo que es el “futuro”, porque simplemente ambos conceptos fueron creados por nuestra mente para darle un sentido a nuestra existencia.

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Sin embargo, no existe nada más que el presente, no hay manera de que se vaya de nosotros, somos innatos a él, volviéndose nuestra única oportunidad para ser quienes queremos ser, es nuestro único escenario para desenvolvernos.

Es por eso que es inútil estar pensando en lo que pudimos haber hecho y no hicimos, o quedarnos esperando el momento perfecto para atrevernos a hacer lo que soñamos, porque no hay seguridad de que vaya a llegar y corremos el riesgo de quedarnos estancados, siendo presos de una falsa esperanza.

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El presente es nuestro refugio y es nuestro deber saber acondicionarlo a nuestro gusto para que la estadía sea agradable, pero, ¿Qué pasa si mi presente se siente terrible?, cada uno de nosotros es completamente responsable de los cambios de nuestro entorno, no existe nadie ni nada que pueda dar el primer paso por nosotros, no existe un tiempo más perfecto del que tenemos ahora, porque “el mañana” es una ilusión y el “hubiera hecho” ya dejó de ser, ya no tiene remedio.

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Gracias por estar aquí y leerme una vez más.

¡Saludos!