Los primeros rayos del sol anunciaban en inicio del día. La euforia creada por las doce campanadas a la media noche comenzaba a mermar. La música que domino el ambiente durante toda la madrugada empezaba a desaparecer y el ruido de ambiente se transformaba en un silencio casi total.

la anciana mujer terminaba miraba el espejo verificando que su apariencia sea la ideal. Veía su vestido y zapatos de alta costura combinaba perfectamente con la joyería que posaba en su cuello y brazo.

Roció un poco de perfume en su cuerpo para luego colocar el envase en la mesa de noche y tomar del mismo ligar la pequeña cartera que combinaba con el resto de su vestimenta.

Salió de la habitación y comenzó a bajar la escalera de su mansión en dirección a la puerta de la salida de la misma. Parada al lado de la salida se encontraba María, quien le deseo de manera efusiva un buen año nuevo.

La anciana le dio un efusivo abrazo. Se separó de María y tomo sus brazos con ambas manos.

• Te deseo un venturoso año nuevo mi querida María, para ti y los tuyos. Quiero que te tomes el día y la noche de hoy para que lo compartas con tus seres queridos… Sin peros.

Fueron las palabras que salieron de la boca de la anciana. Soltó a la joven mujer y salió de la casa. Ya afuera la esperaba Juan con la puerta trasera del auto abierta. La mujer avanzo hasta llegar cerca del vehículo.

• Feliz año nuevo señora Luisa.

Comento muy contento Juan mientras ayudaba a la anciana a subir al asiento trasero del carro.

• Feliz año para ti también Juan. ¿Cómo las pasaste con tu familia?

Pregunto la señora Luisa mientras se acomodaba en el asiento del carro.

• Muy bien señora Luisa. La cena estuvo muy bien, gracias a usted. La celebración y las campanadas estuvieron llenas de mucha alegría por parte de toda la familia. Amelia le manda saludos y esto.

Juan le entrego un pequeño paquete envuelto en papel de regalo. Cerro la puerta y rodeo el vehículo para montarse en el mismo y comenzar el viaje que tenían planeado, como todos los años, al lugar de conmemoración.

Al entrar al vehículo y colocarse en el asiento del conductor, Juan vio en el espejo retrovisor la cara de la anciana que tenía un brillo espectacular en los ojos junto a una gran sonrisa dibujada en su boca.

al sentirse observada por Juan, la mujer levanto sus manos mostrando un envase lleno de dulce de lechosa que le había enviado la esposa del chofer.

• Dile a Amelia que muchas gracias. Ella sabe que el dulce de lechosa me gusta mucho. Sobre todo, el que ella prepara.

Juan asintió con la cabeza, echó a andar el motor del vehículo y comenzó el viaje que estaba programado hacer.

Las calles y avenidas de la ciudad se mostraban desiertas. De vez en cuando se podía apreciar a un grupo de persona que todavía celebraban la llegada del nuevo año.

Al cabo de unos minutos la ciudad queda atrás y la anciana y Juan recorrían en el vehículo la carretera que los llevaría a su destino.

En el asiento trasero, al lado de la anciana, se encontraba un gran ramo de rosas blancas. La mujer la tomo entre sus manos y las llevo ceca de su cara para apreciar el aroma que estas desprendían.

Juan, atreves del espejo, vio lo complacida que estaba la anciana al oler las flores. Esta se dio cuenta de que era observada por el chofer y luego de depositar el ramo de rosas blancas en el asiento solo comento.

• Gracias… Están bellísimas.

El conductor se siento complacido con la expresión de la mujer y continuo atento al camino.

Llegaron a la ciudad donde se dirigían. Recorrían las calles y avenidas que mostraban la misma estampa de la ciudad de donde provenían. La mayoría de las personas todavía dormían luego del ex trasnocho por las celebraciones de la noche anterior.

treinta minutos más tardes llegaban al pie de la montaña que comenzarían a recorrer. Pasaron el control policial y emprendieron el recorrido de la carretera que comunica a la costa del país. Específicamente uno de los poblados más populares donde se encuentran una de las mejores playas.

Carretera difícil, de mucho cuidado. La vía es muy angosta, hecho que hace que Juan tenga que tener mucho cuidado y prudencia. De vez en cuando se escucha la fuerte bocina de un autobús que anuncia que se acerca.

Ya en la cumbre de la montaña, Juan detiene el vehículo en uno de los pocos claros que existen en el lugar. Rápidamente baja del carro y se dirige a abrir la puerta por donde bajara la anciana.

La anciana bajo con el ramo de rosas blancas en sus manos. Camino junto al Juan hasta llegar a un banco que se encontraba cerca de la orilla de la montaña. Estaban ya viendo al lado contrario de la montaña.

La vista mostraba la inmensidad del mar caribe entrelazado entre barias cuestas de montaña rodeada de nubes blancas. El borde era el limite donde comenzaba una empinada cuesta que era inaccesible para una persona.

La anciana tomo asiento en aquel banco luego de que Juan quitara las hojas secas y el polvo que se postraba en el mismo. La mujer veía con gran satisfacción el paisaje frente a ella.

Juan quedo de pie al lado de la mujer esperando la siguiente orden. La anciana hizo y con una leve sonrisa dibujada en su rostro, vio al hombre y si pronunciar palabra asintió con la cabeza

Este gesto fue suficiente para que Juan se retirara dejando a la anciana solitaria sentada en aquel viejo banco a orilla de la montaña. Quedo allí en silencio mientras la brisa acariciaba su rostro y el cantar de las diferentes aves la arrullaba.

Sus ojos comenzaron a inundarse hasta que la presa reventó y una lagrima emprendió camino recorriendo una de sus mejillas hasta llegar al borde de su rostro y comenzar a volar en el espacio.

Seco su rostro con in de sus manos. Un gran suspiro invadió su ser para luego dejar que su cuerpo se relajara permitiendo que la tranquila la invadiera. Quedo en este estado por unos minutos.

Al cabo de un instante, retomo su postura y sujetando firmemente con ambas manos el ramo de rosas blancas, exclamo:

• Buen día… Aquí estoy visitándote de nuevo.

Continuara...

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Acá otro de mis escritos originales. Espero que sea del agrado de quienes lo lean y que sirva para crear pensamientos positivos.

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