La directora de la institución, para esa época, era la profesora Sonia Martínez. Una excelente mujer que sabía compaginas con todos en el liceo. Recuerdo que cada vez que ella me veía me decía que me cortara el cabello, que tenía que modernizar mi imagen. Que la imitara a ella que a pesar de ser mujer tenía el cabello corto.
El cabello largo siempre fue un estereotipo exclusivo para las mujeres. Sobre todo, si tomamos en cuenta que San Juan de Los Morros no era muy moderno.

Dentro de esa manera de compaginar con todos en el liceo, la profesora Martínez tenía enfrente el controlar a los revoltosos del liceo. Claro está que yo formaba parte de esos revoltosos.

Recuerdo una vez en un juego deportivo que enfrentaba al equipo de básquet de casa contra un liceo invitado, la directora Martínez vio que en la zona donde estábamos ubicados en la grada pasaba algo.

Dando su discurso de bienvenida antes del juego, ella dijo lo siguiente:

Quiero enviarles un saludo a los muchachos de la matica (La matica era un árbol de acacia de mediado tamaño que estaba ubicado en una de las jardineras del mercado libre ubicado al frente del liceo y en el cual nos sentábamos en su rama a beber y fumar cigarro tratando de que los profesores no nos vieran, lo más irónico de esto era que el humo de los cigarrillos salía por encima de la mata y nos delataba. Digamos que era un secreto público.) me sorprende mucho la hermandad que existe en ese grupo de muchachos ya que todos beben refresco de la misma lata