Nuevo concurso " Cuéntame una Historia Original Al Revés "

Arturo sintió un escalofrío intenso en todo el cuerpo cuando el viejo comisario terminó la macabra historia. No terminó de tomarse la cerveza, se despidió del anciano y salió del pueblo.

Un mar de ideas confusas se debatía en su mente. Ya comenzaba a caer la noche, salió de la carretera principal y tomó la ruta que atravesaba el bosque. Le hubiera gustado pensar que la historia del comisario fuera una leyenda urbana o consecuencia de la intoxicación etílica, pero que otra explicación pudieran tener los extraños acontecimientos.

Cuando llegó a su destino apagó las luces del auto. Aquello no parecía la hermosa casa de campo de la cual él y su esposa se enamoraron, en la penumbra de la noche la vieja casa parecía ser más grande, la poca iluminación en las ventanas y la silueta de los árboles que la rodeaban completaban una imagen tenebrosa.

Helen lo recibió en la sala, Arturo le sonrió tratando de espantar el gesto de temor y preocupación del rostro de su amada esposa.

Luego de cenar, Arturo le contó a su esposa todo lo que había averiguado, le repitió palabra por palabra la historia que le había contado el comisario sobre la vida y trágico final de los antiguos dueños de la casa. Helen estaba consternada, Arturo la abrazó cariñosamente y se dispusieron a dormir.

Al filo de la medianoche se sintió el rechinar de una puerta, Arturo y Helen despertaron sobresaltados. Desde la sala, igual que las veces anteriores, se escuchó un portazo y luego el llanto lastimero de una mujer. Arturo se levantó, tomó el hacha que estaba debajo de la cama y salió de la habitación, Helen lo siguió temblando de pavor.

Al llegar a la sala pudieron verla claramente. La mujer estaba de pie, envuelta en una intensa luminosidad azul, con un continuo hilo de sangre que brotaba de su pecho y bajaba empapando de rojo su largo vestido.

La mujer dio media vuelta y salió de la sala, se detuvo antes de empezar a bajar la escalera como esperando por la pareja, Arturo miró a Helen, ella asintió con la cabeza y ambos siguieron a la visitante. Al terminar de bajar la escalera hasta el sótano, la mujer continuó hasta el fondo y lentamente fue desapareciendo internándose en la pared.

Arturo corrió hacia la pared, levantó el hacha y empezó a golpear. Los ladrillos cedieron rápidamente dejando al descubierto una doble pared y su macabro contenido. El esqueleto estaba colgado entre las dos paredes, llevaba el mismo vestido que usaba la mujer de las apariciones, solo que ahora la gran mancha de sangre era negruzca, igual que las manchas en el largo cuchillo que se encontraba en sus pies.

El comisario acudió rápidamente, llegó acompañado del párroco del pueblo, retiraron el cadáver y se comprometieron a realizar el funeral pertinente y una sepultura adecuada para el descanso del espíritu de Amelia.

Cuando los hombres se marcharon, Arturo limpió el cuchillo cuidadosamente, al descubrir las iniciales HB en la empuñadura, comprendió la historia que le había contado el comisario sobre la vida y trágico final de los antiguos dueños de la casa.