Nunca se empieza desde cero

_{Imagen editada en PowerPoint/ F}

---

Empezar desde cero es una frase a la que se recurre de manera frecuente con el propósito de destacar el gran esfuerzo que hemos realizado para comenzar con cualquier actividad o, en caso contrario, para señalar que la falta de recursos y de experiencias encauzan nuestros proyectos por los caminos de una incertidumbre que, por supuesto, no garantiza los resultados que esperamos. En ninguno de los dos casos, y mucho menos en este mundo globalizado, esa aseveración parece ser cierta. Desde nuestro punto de vista, jamás iniciaremos algo desde la nada, a menos que nos lo propongamos experimentalmente.

Es imprescindible tomar en cuenta que desde el momento en que decidimos incursionar en un emprendimiento o alguna otra labor que nos interese teníamos de antemano algún conocimiento o referencia sobre ello. Podríamos argumentar, con seguridad, que solo eran nociones muy vagas y que no sospechábamos el caudal de conocimientos y estrategias que se encerraban en aquello que apenas conocíamos, que fue necesario adentrarse de lleno en el asunto, errar y acertar una y otra vez hasta encontrar el sendero del éxito, lo cual puede ser cierto, pero no se comenzó desde cero.

No podemos negar que siempre existe una primera vez para todo, sin embargo, nadie en esta época es capaz de lanzarse al ruedo sin antes, por lo menos, averiguar de qué se trata, cómo funciona, si existen verdaderas oportunidades de triunfo y, sobre todo, considerar si está dispuesto a afrontar los altibajos del proceso. Todo esto nos indica que el hecho de que nunca hayamos realizado alguna actividad no quiere decir, de ninguna manera, que ignoramos en absoluto todo sobre ella. Hemos visto, quizás, desde afuera, sus expresiones más evidentes y no conocemos sus pormenores, pero de alguna motivación debemos partir para dedicarnos a esa determinada actividad y no a otra.

Yo nunca, por ejemplo, me había dedicado al comercio; se trata de un oficio que no me atrae y, mientras pueda evitarlo, así lo haré. Sin embargo, durante los años severos de esta crisis, cuando hasta las monedas y los billetes desaparecieron, un gran amigo me confió que él tenía la oportunidad de comprar efectivo, después se dedicaba a adquirir productos alimenticios en el mercado y los vendía en línea: eso le reportaba muy buenas ganancias. Y me invitó a sumarme al negocio.

Yo no contaba evidentemente con ninguna experiencia en esos avatares, pero tenía algo de dinero para comenzar, conocía las redes sociales para ofertar los artículos a través de ellas, sabía, por sentido común, que no debía entregar la mercancía hasta que el pago no estuviese en mi cuenta y conocía muchas otras cosas que, como cliente, ya había experimentado; además, contaba con la asesoría del amigo que ya llevaba más tiempo en esas labores… Como podemos ver, estaba incursionando en unas actividades en las que nunca antes había estado, pero contaba con ciertas herramientas e informaciones para no empezar desde cero.

Hay una frase que dice que la práctica hace al maestro. Es decir, la maestría en un determinado oficio solo se hace realidad por medio del trabajo constante, con la incesante experimentación a través del tiempo. Somos conscientes, entonces, de que nadie se convierte en un experto de la noche a la mañana, pero debemos tener bien claro también que nunca empezamos desde cero, que siempre existirá la posibilidad de observar, de consultar y de aprender, hasta sin darnos cuenta, todo cuanto sea posible antes de incursionar en esos ámbitos donde aspiramos a progresar.

---

---

---