Nuevo Concurso: Una frase, Una historia/ "Las enemigas de Lennon"

in Colombia-Original2 years ago

Las enemigas de Lennon

Haz el amor y no la guerra

John Lennon

Todas las miradas esa noche estaban centradas en Débora Esmí y a ella, por supuesto, parecía complacerle ese soberbio detalle. Cuando la rocola comenzó a sonar, ninguno de los jóvenes se atrevió a invitarla a bailar, pero se dieron cuenta de que ella, como sin querer, empezó a balancear el cuerpo al son de la música y a mover los hombros y la cabeza de una manera tan provocativa que resultaba evidente que deseaba salir a la pista para demostrar el talento de sus movimientos.

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Débora Esmí: una mujer de mundo/ F1 F 2/ Editado en PowerPoint

Antonio Patiño, con su desparpajo habitual, no la dejó esperar mucho; le tendió la mano, ensayando una cómica reverencia, y se fueron juntos danzando al ritmo de una cumbia colombiana. Así estuvieron por más de una hora, disfrutando en pareja un disco tras otro, hasta que salieron abrazados del bar y nadie más volvió a verlos. Al otro día, cuando al fin los amigos de Antonio pudieron hablar con él, lo encontraron con la mirada extraviada y una actitud tan pendeja que ya no parecía el mismo de siempre; apenas abrió la boca para asegurarles que no solo había encontrado el verdadero amor, sino que también se había convertido en un hombre.

Al mismo tiempo que Antonio Patiño celebraba su nueva condición de adulto y ya hacía planes para casarse con la dama que le hizo el milagro, ella se había marchado con Leoncio Farías hacia la hacienda que este tenía a media hora del pueblo; de allá regresaron a los tres días exhaustos, felices; la esbelta citadina manejaba el automóvil que hasta ese día le perteneció a Leoncio, mientras le prometía, con su más seductora sonrisa, que muy pronto volverían a repetir esa aventura.

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Manejando el automóvil que fue de Leoncio Farías.../ F

Después de este episodio se supo que Débora Esmí se había ido a vivir con Remigio Mata, el único policía del pueblo, pero a las dos semanas lo botó de su propia casa y lo confinó a dormir para siempre en la comandancia.

El jefe civil, contrariado por el hecho de que un representante de la ley se dejara agraviar de semejante manera por una recién llegada, salió a desalojar a aquella aventurera de una propiedad que no le pertenecía, sin embargo, se quedó casi un mes amancebado con la despampanante mujer dentro de la misma casa que fue a recuperar y de donde lo echaron también cuando comenzó a pensar que podía quedarse para siempre.

Ya las beatas del pueblo, portadoras de la moral y las buenas costumbres, se habían puesto de acuerdo para expulsar del pueblo a Débora Esmí porque no estaban dispuestas a tolerar un comportamiento tan desvergonzado en aquel sitio que siempre fue un ejemplo de virtud, cuando le escucharon decir al padre Claudio, ese domingo en la misa, que debía encarar a esa mala mujer para alejarla del pecado.

-No, padre, ni se le ocurra ir a usted para allá. Nosotras nos encargamos de eso; todo está planificado para arrancar de nuestra tierra esa raíz putrefacta, le dijeron espantadas ante la idea de que el sacerdote cayera en la irremediable tentación.

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Las beatas del pueblo/ F

Lo primero que hicieron fue cortarle la electricidad, pero Débora ni siquiera se inmutó. Recibía a cualquier amante de ocasión a la luz de las velas y aseguraba, riéndose en voz alta con una chocancia hiperbólica, que les agradecía mucho a las eminentes mujeres del pueblo el toque romántico que le habían puesto a su hogar.

Después le quitaron el agua, sin embargo ella le insinuó ciertas cosas al Catire Ramón, el conductor de la cisterna, y arregló el problema. Lo último que hicieron fue entrenar a todos los perros del vecindario para que persiguieran con implacable saña, tanto a ella como a todos quienes entraban y salían de la casa… No aguantó más, recogió todo y decidió marcharse. Antes de irse, escribió con primorosa letra un cartel que dejó colgado en la puerta principal: Por hacer el amor me hicieron la guerra. Qué dirá ahora John Lennon.




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 2 years ago 

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Premio del concurso de @nahela

Sigue con el buen trabajo.

Te invitamos a votar por @cotina como Witness, si no sabes como hacerlo, aquí una guía fácil: Vota por @cotina Witness

Muchas gracias por seleccionar mi post para ese cuadro de honor. Saludos...

 2 years ago 

je je je caramba, no sé si reír o no, que historia tan maravillosa, Devora es una mujer imponente, bella, que supo aprovechar sus atributos, sin embargo, la sociedad no podía aceptar una mujer así, que de alguna manera se aprovechaba de sus bellos atributos, para seducir a los hombres, pero, seamos sinceros, si se dejan seducir, es problema de ellos, no de Devora ja ja.

Me gusta mucho la manera en que ella sale y cuando la situación se estaba poniendo difícil, decide irse, eso sí, dejando un claro mensaje para el pueblo.

Como siempre @cruzamilcar63, encantandonos con tus historias, bien escritas que nos van enredando, queriendo más de ellas.

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Débora es un ejemplo de libertad, que utiliza sus recursos para conseguir sus propósitos; mujeres así, tan desprejuiciadas, siempre causarán envidia u odio, porque la seducción es un arte que no todo el mundo lo tiene y lo sabe usar... Gracias por sus palabras, amiga.

Hola amigo, me atrapaste de principio a fin con tu historia.
Si Debora fuese hombre nadie habría notado su conducta indecente, vivimos en una sociedad de doble moralidad y no justifico a la protagonista, pero al fin de cuentas cada quien es dueño de su vida y de sus actos; y cada uno debe asumir sus consecuencias.
Me encantó leerte.
Saludos amigo, te deseo mucho éxito.

La protagonista desafía las normas morales de un pueblo y eso me encanta, me atraen las personas que no se mantienen apegadas a lo que socialmente es impuesto. Claro, cada quien puede ejercer su libertad y hacer lo que quiera con su vida, siempre que con sus actos no perjudique a los demás. Y Débora, en este caso, expone sus encantos y quien se deja seducir que asuma, como usted acota, las consecuencias de sus actos. Muchas gracias por visitar mi publicación y dejar un buen comentario. Saludos...

Jajaja. Qué buen relato, amigo mío. Débora tenía el nombre bien puesto: Amaba y devoraba a los caballeros del barrio.Seguramente eso era motivo de envidia entre las damas de la comunidad, jajaja.

No pensé en esa asociación de significados cuando le coloqué el nombre al personaje; me imagino que será la magia de las palabras, un sexto sentido que nos sugiere esos aciertos. Gracias, amiga mía, por la visita y el comentario. Saludos.

Jajajaja. Una conexión perfecta que tejen las palabras. Saludos.

Amigo, esa Débora Esmí era un azote, una devoradora de hombres, una incomprendida, con su personal concepto del amor. Pero las beatas pudieron más que ella y mantuvieron a salvo la castidad del cura del pueblo jejeje.

Así es, me encantan esos personajes que desafían las normas establecidas... Débora fue derrotada porque la intención era contradecir a Lennon. De otro modo, hubiese salido ilesa. Saludos.

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