Jota Peláez: El escultor de Jericó/ ✅Me gusta ser original

“Usted coge el cincel y el mazo y, en cuanto empieza a darle a la piedra, empieza a hacer realidad lo que está soñando.” Así lo asevera, con su característico acento, un escultor colombiano que ha pasado más de veinte años creando magníficas obras que han ido dejando constancia de sus virtudes artísticas en algunos sitios emblemáticos del arte de su país.

_{Fuente 1: Imágenes del escultor/ Fuente 2: Esculturas en piedra.}

Se le conoce simplemente como Jota Peláez, pero su nombre completo es José Jairo Peláez Pulgarín. Nació en un pueblo del departamento de Antioquia que ostenta reminiscencias bíblicas: Jericó. Allí ha pasado toda su existencia y desde allí intenta proyectar su obra a nivel internacional; para lograrlo, dice con el entusiasmo en la voz y la esperanza en su mirada, trabaja con fervor, indagando y creciendo, día a día, en los caminos que le dicta el arte desde el estudio y la creatividad infinita.

Antes de llegar a la escultura, fue dibujante, vitralista y pintor. En todas esas etapas previas, contó con relativo éxito, sin embargo, cierto día en que recordaba sus andanzas de infancia, vinieron a su memoria aquellos tiempos en que se iba con dos amigos al río, donde tenían por costumbre ponerse, como parte de la diversión infantil, a tallar pequeñas figuras en piedra; desde ese momento providencial, comprendió que su labor artística estaría ligada inevitablemente a ese elemento natural.

Una vez que tuvo definida, con luminosa claridad, la materia de donde emergerían sus obras, comenzó un proceso de indagación ante las inagotables posibilidades de expresión que le ofrecía la piedra. En un principio, combinaba esta con otros materiales como el vidrio, por ejemplo, y en su primera exposición formal, los vitrales fueron un componente importante asociado a la dureza maleable de la roca; las piezas, para esos momentos de su evolución artística, no se encontraban asociadas a una temática predominante, a un sello distintivo que las identificara, sin objeción alguna, con un autor determinado.

Hasta que un día, confiesa Peláez, por pura intuición, se le ocurrió tallar una lagartija y le pareció tan perfecta que, en seguida, se dio cuenta de que ese era el motivo que signaría las particularidades de su obra como escultor. La salamandra, señala el artista, tiene poesía, tiene magia, se une a la tierra y al agua sin ningún problema para dejar en evidencia las innumerables posibilidades que ofrece la vida. A través de la recreación de ese pequeño anfibio, este antioqueño ha ido construyendo un inmenso legado que ha dado sus frutos a nivel nacional, pero el artista sueña con que se expanda más allá de las fronteras colombianas.

_{La salamandra representada en múltiples formatos/ Fuente}

Sus esculturas han sido adquiridas por reconocidas figuras del ámbito nacional y han sido expuestas en prestigiosos Museos y Galerías del país, entre los que podríamos nombrar:

Museo Nacional de Colombia (Bogotá)
Biblioteca Luis Ángel Arango (Bogotá)
Galería Alonso Garcés (Bogotá)
Museo MAJA (Jericó)
Galería AH Fine Art (Medellín)
Galería Mundo Arte (Medellín)
Galería Julieta Álvarez (Medellín)
Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe (Medellín)
Museo de Antioquia (Medellín)
Museo Juan Del Corral (Santa Fe de Antioquia)
Biblioteca Universidad Pontificia Bolivariana (Medellín)
Centro Empresarial San Fernando Plaza (Medellín)
Sede central Corantioquia (Medellín), entre otros.
_Fuente

Entre sus piezas más representativas se pueden señalar, en primer lugar, un Tótem que lleva por título El juego de las salamandras, exhibido en el Museo de Arte y Antropología de Jericó, Antioquia (MAJA); este fue un proyecto que Jota Peláez presentó ante la Convocatoria de Estímulos al Talento Creativo; fue seleccionado entre los ganadores y, una vez culminado, lo cedió a los espacios del museo para que fuese apreciado por el público en general. Y Los custodios de la Rosa de Jericó, por otra parte, se trata de una escultura que funge, a la vez, como fuente, ubicada en el parque principal del municipio natal del artista, la cual fue financiada por la gobernación antioqueña. Estas y otras innumerables maravillas talladas en piedra han salido del inagotable proceso creativo de Jota Peláez, quien continúa grabando, con el martillo y el cincel en las manos, su nombre en el arte contemporáneo de Colombia.