Salud Mental: Desafíos y Realidades Ocultas

La enfermedad mental, cuan difícil y cuan “etiquetada “además sin duda alguna en ocasiones no basta todas esas alternativas que son buenas como: meditar, orar, agradecer, escribir, llorar...amerita medicación, requiere tratamiento medico sin que eso no haga sentir que estamos “locos” como la ignorancia popular suele decir, si vas a un siquiatra es porque perdiste la razón, por el contrario solicitar ayuda apropiada es entrar en esa supuesta razón perdida.

Siempre fui muy “equilibrada” solía decir que era “alocada” mas no loca (como para ponerle humor), nada que no fuese manejable, alguna que otra tristeza pasajera, una ansiedad por elementos propios de la vida cotidiana. He tenido siempre una extrema sensibilidad a punto de llorar fácilmente por una película, un libro, un poema o algún incidente en la calle con inclusive desconocidos en estado de indefención.

La vida que siempre te sorprende gratamente o no, es capaz de colocarte es situaciones donde sientes por momentos que la adversidad gana. Necesité ayuda de medicamentos prescritos para poder llevar la situación de mi hijo dentro de los “rangos” de normalidad en especial para poder atenderle adecuadamente. Con el tiempo una tristeza invasiva y constante irrumpió mis días y noches, llegó el insomnio y todo lo que él trae. La acertada orientación primero de un psicólogo y luego de un siquiatra (todos creo que debemos visitar uno) realizaba actividades como escribir (me fue muy útil, use la plataforma de catarsis) meditar, respiración consiente, caminar a diario y medicamentos, ansiedad generalizada fue el diagnostico.

Lo asumí como necesario para continuar adelante dentro de lo limites mínimos necesario de mi salud mental, ya estoy bajando la dosis, pero nunca falto a mi consulta. Es necesario asumir que es tan importante como cualquier otra parte de la anatomía, quitarle las etiquetas negativas, sentir con normalidad que un tratamiento mental no disminuye tus capacidades emocionales sino que creo que las fortalece.

En una oportunidad mientras ejercí mi profesión de odontólogo, un visitador médico colocó en el consultorio un cartel de “propaganda” de un medicamento y decía esta frase: …“quien no conozca el infierno…que se asome al corazón de un deprimido”.

Gracias @josevas217 por el excelente tema y la motivación a escribir, reflexionar mientras se escribe y mejorar.

Invito a: @sharifanamin @lanegra2804 @rashel