Cuento corto: Los zapatos del amor

Hoy me desperté y vi en un rincón un par desolado, allí seguían "los zapatos del amor", se me había olvidado el tiempo que había pasado desde que decidí adquirirlos. Diríamos que quise tenerlos y pensé que los usaría hasta el cansancio, porque en mi mente siempre estuvo la idea de que tendrían un magno significado.

Lo cierto es que allí estaban, llenos de polvo y no precisamente de polvo de estrellas, parecía más bien que una sombría y gris ausencia les habían quitado su brillo.

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Aún así decidí usarlos nuevamente, les confieso, me costó un poco lograr que me entraran, al parecer mis pies habían crecido desde la primera vez que los usé.

Imagino que lo que había crecido eran mis expectativas, porque la talla de mis pies seguía siendo la misma.

En principio no vi nada especial, tuve que observarlos nuevamente, cada vez con más detenimiento para recordar que efectivamente eran "los zapatos del amor", allí tenían a un costadito el significado por los que decidí que debía tenerlos.

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En ese momento se me ocurrió sacarlos al sol, quizás la brisa se llevaría el polvo y oxigenarían el bombeo que antes los hacía mágicos y es que el amor sirve para recorrer muchos caminos, es lo que nos permite seguir adelante.

¡Así que!... ¿por que no?

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Los primeros destellos de luz hicieron reaccionar a los zapatos, de hecho una trenza dorada surgió y quiso encontrarse con los rayos del sol como si estos le dieran vida, me costó poco comprender que esa trenza doraza formaba parte de las alianzas amorosas que antes existían y que nuevamente estaban tomando vida.

Empecé a recordar las situaciones donde el amor me acompañó, esas en las que fui muy feliz y me sentí muy conforme con la vida.

Quien diría que ese contacto con el astro sol activaría gratos recuerdos.

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El sol estaba contento, se había dado cuenta que me había decidido sacar mi imperfecto amor, que había reunido la valentía necesaria para mostrarlo tal cual estaba: usado, gastado, olvidado y hasta sucio por los abandonos y los maltratos.

Y aunque no lo crean, el sol y el amor hacen buena combinación, porque se revitalizan, salir al exterior puede ofrecerte la oportunidad de caminar nuevos senderos, de disfrutar de la brisa que purifica el alma y de reafirmar que el sol siempre sale para todos aunque las circunstancias sean difíciles.

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Y allí estaba yo, dejandome llevar por la majestuosidad de los rayos del sol, me sirvieron para comprender que a veces debemos presentarnos tal cual esté nuestro corazón, no importa que no sea el más fuerte, no importa que tengas parches porque está en reparación, lo importante es que aun late y por tanto nada muere si aun existe el amor, que la vida nunca pone pruebas en las que la solución sea detenerse, eso si mataría el amor, porque él fluye como el agua y agua sin movimiento llega a la putrefacción.

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Hoy me siento orgullosa de seguir adelante con mis "zapatos del amor". No son los mismos que compré, ahora son mucho mejor, ¿sabes porque? porque son más suaves y no hacen burbujas de agua dentro del corazón, porque no importa como se vean, lo importante es a donde puedas llegar sin vacilación.

Fue con estos zapatos del amor que inició todo y ahora puedo bailar a cualquier son, puedo renovarlos, puedo cambiarlos si hace falta una remodelación, lo importante es el significado de los que para nosotros signifique el amor.

Para mi es la posibilidad de recorrer un sendero con la mejor intención, uno que le de sentido a mi vida, vivida principalmente desde EL AMOR.

Nota: esta historia fue escrita por mi persona, por Sandra Véliz y es exclusiva de esta plataforma y la he publicado bajo mi nombre de usuario @alanasteemit. Fecha de publicación 7 de Enero del 2023.