Concurso semanal de cuento corto con un giro: Una misión divina

¡Hola y buen día a todos! El día de hoy les presento mi entrada al concurso semana de cuento corto con giro, auspiciada por @belenguerra y @fendit, de la comunidad de Writing and Reviews. ¡Feliz lectura!

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El inspector jefe de la Policía Metropolitana de Londres Lee Kenway se inclinó a examinar el cadáver de la mujer que se encontraba en medio de un charco de sangre en el piso más alto de la Torre Eiffel. Su cuello estaba cortado y su minivestido había sido arrancado desde el cuello. A un lado del cadáver se encontraba una hoja de papel reciclado con la letra de la canción Roxanne, de The Police, una pista que el asesino usaba como su firma personal y como su forma de describir a sus víctimas. En cada estrofa de la canción estaban algunas palabras marcadas... Tal y como lo hizo cuando dieron lugar los asesinatos de 29 personas en Hyde Park, uno de los parques más grandes de Londres.

Los objetivos de aquellas muertes aún eran una incógnita; en Londres se detuvieron a varios sospechosos que concordaban con la descripción que proporcionaron los pocos testigos de los casos: de un hombre de estatura baja, calvo, de piel blanca, ojos azules y lentes gruesos. Todos tenían coartadas comprobadas. Y eso logró comprarle al asesino el tiempo suficiente para escapar de la ciudad.

Lo que nunca se imaginó era que esas muertes se reanudarían ahí, en el mismo lugar a donde él y su esposa Cassandra habían acudido de vacaciones por el décimo sexto aniversario de matrimonio.

"Menudas vacaciones", masculló.

"Su nombre era Roxana Marcos, inmigrante filipina", escuchó que le dijera su homólogo francés, el inspector de la Policía Nacional Francesa Jean Frank Dupin. "Solía ofrecer sus servicios en la Place Pigalle".

"Esto sí que es una adición nueva", replicó Kenway mientras se incorporaba. "En Londres asesinó a una actriz de teatro, a un policía, a un carnicero, a una costurera, a una profesora de kínder, a un estudiante universitario, a una anciana de más de 80 años y a otros 22 más. El maldito sin duda alguna ha de estar gozando su recién adquirida fama".

"Y de nuestra atención", añadió la criptóloga Marie D'Balzac, quien se acercaba a ellos. "Nos enviaron esta tableta a las oficinas; será mejor que vean lo que contiene".

Dupin tomó la tableta y la examinó. No tenía aplicaciones, excepto un video. Al abrirlo, los inspectores vieron a un hombre ataviado de negro y encapuchado con un pasamontañas; detrás de él se encontraba un grupo de personas vestidas con batas blancas y capuchas negras cuan monjes capuchinos. No se le podía ver los ojos, pues tenía unos lentes oscuros. Lo que el hombre con voz distorsionaba decía alertó a ambos inspectores: el hombre explicó con frialdad que las 30 personas fallecidas en la torre eran un sacrificio a Atum, una antigua deidad egipcia, para poder llenar de pureza el mundo.

Ellos apenas son la tercera parte de esta gran misión, decía el hombre. A ellas pronto se unirán otros 48 más en El Vaticano... No intenten detener esta misión divina...

"¡Misión divina mis cojones!", exclamó Dupin con rabia. "¡Maldito loco!"

"Tenemos que impedir que salga de aquí", dijo Kenway con resolución mientras tenía la mirada fija en el video. Volviéndose hacia sus colegas, añadió: "Y si yo fuera ustedes, ordenaría ya el cierre de los aeropuertos y de carreteras... Antes de que esto se convierta en una crisis internacional".