Una de las cosas que más agradezco al universo es el hecho de que mi familia ame tanto viajar, mi infancia la viví viajando, y aunque siempre fueron destinos cercanos, la dicha de poder conocer nuevos lugares siempre fue poderosa e inigualable.

_Palmeras

Uno de nuestros destinos más frecuentes era el mar, pues somos de la costa e ir nunca fue de mayor dificultad, solo esperábamos a que llegara un día festivo, las vacaciones escolares o cualquier fin de semana sin responsabilidades y salíamos casi siempre sin previo aviso a disfrutar de las playas, el sol, la arena y todo aquello que trae consigo la vida en plena costa.

_{En el mar la vida es más sabrosa}

Pero de todas las experiencias vividas en nuestros viajes, la que más disfruté fue cuando nos propusimos para la Semana Santa del año 2016, conocer todo “EL PARQUE NACIONAL MORROCOY”, este parque está ubicado en el estado Falcón - Venezuela, conformado por varios islotes o cayos que pudimos conocer en tan solo una semana.

_{Vista desde la lancha hacía el lugar de partida}

Nos hospedamos en una posada bastante cercana del lugar donde salían las lanchas a estas diferentes islas, así que cada mañana estábamos todos haciendo nuestra fila para poder ir a conocer la isla correspondiente en ese día. La verdad no recuerdo de qué manera programamos nuestra visita a estos diferentes lugares, pero si recuerdo que fueron 5 cayos los que tuvimos la oportunidad de conocer, y cada uno tenía su particularidad, así que fue bastante atractivo, relajante y divertido a la vez.

_{Piña colada junto a mi prima}

Entre los lugares que visitamos estuvo Cayo Sal, llamado de esta forma porque en sus orillas la sal del mar se acumula formando una especie de espuma muy parecida a la que hace el jabón, pero mucho más densa, y la arena es totalmente blanca como la sal.

También pudimos ir a cayo muerto, que se caracteriza por no tener casi olas, el agua es muy serena y cristalina.

_{Mujeres al poder}

Se que también pasamos por Cayo Sombrero pero casi no recuerdo mucho de este lugar, sin embargo cuando llegamos a Cayo Varadero, mi emocion se desvocó al ver que había un enorme malecón desde donde se puede ver todo el espectacular panorama. Además tuve la oportunidad de lanzarme al agua desde allí, fue una sensación de libertad y mucha adrenalina la que sentí al momento de caer al agua.

_{Échate al agua que está rica}

Lo mejor de todo fue el hecho de poder compartir en familia estos momentos maravillosos. Mi familia se caracteriza por ser humilde y muy alegre, eso permitió que nuestras vacaciones pudiera llevarse en perfecta armonía.

El mar es de mis destinos favoritos, amaría mucho que la vida nos permitiera volver a unirnos y planificar nuevamente unas vacaciones en las costas venezolanas para recordar viejos tiempos.