CONCURSO SEMANAL: Historias cortas con un giro - "LA MUERTE LLEGÓ DE MADRUGADA" (Cuento original) by @palabreador

      Cuento escrito para el concurso "Historias cortas con un giro" de la maravillosa comunidad Writing and Reviews de Steemit.

      Llegué a París en la madrugada. El viaje fue maratónico, incómodo y por si fuera poco, el frío del invierno me azotó durante toda la noche. Yo esperaba que mi primer viaje en tren fuera un poco menos trágico. Pero, lo importante era que estaba en París. Mi amigo Jean me esperaría en la estación. Eran las 2:40 de la madrugada. Apenas el tren se detuvo, salí como una tromba aunque luego tuve que esperar a ver hacia dónde se dirigía la masa de pasajeros que venían conmigo. Nunca había estado en París y mi francés apenas serviría para llamar a un “garzón” en cualquier restaurant barato. Fue un alivio contar con Jean: hablaba español perfectamente.

      Cuando vi a Jean, el frío se me pasó. Ser venezolano y, para más señas, del caluroso oriente de mi país, no es una buena noticia cuando la temperatura es de 2 grados, pero aun así, fue tanta la emoción que me sentí muy relajado. Jean era un amigo verdadero, de esos que soportan hasta lo insoportable por la amistad, aunque lo noté apagado. Vivió en Venezuela durante cinco años. Nos dimos un abrazo y enseguida nos fuimos hacia un taxi que nos esperaba. Había tal actividad en la estación que parecían las 2 de la tarde. Luego de unos diez minutos, vi a la Torre Eiffel a lo lejos. Les juró que parecía un carajito, así le dicen a los niños en mi país, brincando en el asiento! Tanta fue mi traslación a la niñez, que Jean tuvo que darme un golpe en la cabeza para tranquilizarme!

      Hablando y hablando, Jean me dijo que ese mismo día por la noche, la banda inglesa “The Police”, daría un concierto allí mismo, en París. “The Police”, “Every Breath You Take”, Sting!! Coño, no! Yo no me podía perder ese concierto por nada! “Yo quería ir, pero esta semana rompí con mi novia”, me dijo Jean. No le hice mucho caso y preferí cambiar de tema, “Yo voy a conseguir una entrada! Nada es imposible para un venezolano!”, le dije. Me miró con un desplante y me lanzó un dardo, “No hables tanta paja!”, con un perfecto calé caraqueño . “Ok, ok. Está bien, pues!”, le dije para no anclarnos en la arena movediza de las palabras inútiles. Seguimos el viaje en silencio hasta su pequeño apartamento, donde luego de conversar por una media hora más, me eché a dormir exhausto.

      A las 10 de la mañana, desperté. Una canción conocida entró a mis oídos y me despabiló. Era el tema “Every breath you take”, interpretada por Sting y The Police. Es un tema que me fascina. Me levanté para ir al baño a orinar. No escuché ningún ruido que me diera señales de Jean y recordé que es dormilón. Me asomé a una ventana ubicada en el pasillo y vi la nieve en un callejón contiguo, pero algo me llamó la atención. Era un graffiti pintado en una pared de bloques del edificio de al lado. Estaba en español, “Suicídate, cabrón!”, decía. Me aturdió ver algo así, tan impropio, para mí, de una ciudad como París. “Coño, parece una pinta de un barrio caraqueño”, pensé y seguí al baño.

      Cuando abrí la puerta del baño, lo que vi me dejó petrificado. Sentado sobre el WC, con las muñecas sangrantes, el cuerpo de Jean yacía sin vida. A sus pies, parcialmente llena de sangre, una nota escrita en letras grandes, decía, “Váyanse a la mierda ella y tú. Otra vida me espera”.