Primer mandamiento

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Nada es más extraño, sospechoso y de amorfo significado, que la mismísima, auténtica, e indubitable verdad.

Tan sensible y desdichada, sola, porque nadie la quiere.

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A pocos le conviene reconocerla, tal cual es. Acaudalados intereses giran entorno, prefiriéndola, corrupta y tergiversada. Con la sazón que solo provee el incierto, con la mancha de la mentira, cual adorno, que le hace realmente dúctil y atractiva.

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Decir la verdad, equivale a cambiar oro por cobre. Saber, es sinónimo de poder. El que sabe demasiado no es útil en un lugar donde reina la ficción. Así su intención haya sido abrir los ojos al mundo y salvarlo.

Por ejemplo. Mirar el espacio y asociarlo al inmensurable infinito, es un pensamiento sabio, el cual, a su vez, despierta intereses antagónicos en la sociedad.

Nada más digno de entender e investigar, que el cosmos. Su extensible dimensionamiento. Cargado de patrones, trazas, elementos, señales, que potencialmente podrían llegar explicar el origen del universo y de todo lo que en éste, se halla contenido.

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Pues, en cambio, para otros, el cielo es solo para admirarlo, sin dar lugar a interpretaciones. Es cosa de locos, pretender decir, que las estrellas son astros en movimiento.

Ese espiral que nos traga lentamente, guiándonos hacia su centro, indicativo, de que el proceso de la creación es aún un acontecimiento en desarrollo y nosotros formamos parte de su proceso.

Es un tema causal de pánico, un chiste, una burla cruel, para algunos escépticos, que se muestran renuentes. Prefieren sostener la idea de que solo se trata de un tapiz azul que viste al día, tornándose negro, al llegar la noche.

De ese mismo modo, se oscurece la verdad con un simple capricho.

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La verdad. No puede ser absoluta, simplemente, se trata de un acuerdo previo. Si la masa decide ir a la guerra, no se preguntan por qué, solo mantienen la versión:

“Esto es necesario para que haya paz”. Y para ganar, paz, debe haber contienda.

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Me pregunto:

¿Y acaso a la guerra no le precede la paz?, o sea, estás buscando lo que ya tienes.

Existen cosas simples detrás de un conflicto bélico. Una mentira y una verdad; en las proporciones exactas, para mantener la zozobra y brindar al mundo algo de entretenimiento...

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Cuando tomo un puñado de tierra en la mano, no tengo dudas, de que estamos parados sobre nuestros ancestros. Muchos de ellos fueron depositados aquí de forma natural, así como, también otros, fueron víctimas de la purga, la ambición y el desacuerdo.

Existen palabras sabias que no tienen fecha de caducidad, verdades absolutas, fundamentales, alrededor de las cuales gira un gran misterio.

Cosas básicas, que se tornan complicadas para el común entendimiento y no sé, por qué...

Verdades que brillan con luz propia. Pero no todos lo asumen, no todos son capaces de cumplir con un simple precepto.

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“Lo único que necesitamos es amor”.

Han sido varios, hombres, que a lo largo de la historia osaron decir esta frase en público y solo tuvieron una cosa en común. Dijeron la verdad, la misteriosa y auténtica verdad, que nadie quiere oír.

Verdad, capaz de explicar todo lo que necesitamos para llegar al entendimiento.

Y luego, en manos del mundo. Obtuvieron como respuesta, el castigo, la paga, por haber pronunciado el primer mandamiento.

***

_FIN

_{@nachomolina2
Contenido original}

_{Venezuela
2022}