The darkness that clouds the heart [ENG/ESP] | Poetic prose

Clumsy the heart whose root is shaken by the waves that push the human being. The lake that lies in the heart must be clean and calm, but this is not the case of many human hearts, which have withered by hatred, which burn in sin, which are tired of living and cannot avoid the idea of a foolish act as it is to decide, to return to dust, before the natural cycle is fulfilled.

The adversities that assault us overshadow the smile of men and women alike, clearly demonstrating that in this world not everything is green, nor nature as pure as it is, sometimes it is shown inclement, like the hammer of a god of the slaughter, being the edict that reminds us, our life is ephemeral, like the fragile existence of a butterfly whose wings can easily break.

The heart of a human being lives to laugh; to cry, to learn, to accept, to make mistakes, but it should never be clouded by the darkness that haunts us, because it tints the color of the soul and this deformation hardly allows giving wings to the heart, because once it is blinded, there is no way to straighten a bent tree.

If there is something we can do, it is to think which is the light that in the future we want to see and to look for someone who will take us, guide us, and teach us to see how we can take that step that will allow us to clarify the fog that covers the path of our path to travel.

Torpe el corazón cuya raíz se sacude por las olas que empujan al ser humano. El lago que yace dentro del corazón debe mostrarse pulcro y calmado, pero no es el caso de muchos de los corazones humanos, que se hayan marchitos por el odio, que se queman en pecado, que se cansan de vivir y no pueden evadir la idea de un acto insensato como lo es decidir, volver a ser polvo, antes del ciclo natural cumplir.

Las adversidades que nos asaltan ensombrecen la sonrisa de hombres y mujeres por igual, demostrando claramente que en este mundo no todo es verde, ni la naturaleza tan pura como es ella, en ocasiones se muestra inclemente, como el martillo de un dios de la matanza, siendo el edicto que nos recuerda, nuestra vida es efímera, como la frágil existencia de una mariposa cuyas alas pueden romperse fácilmente.

El corazón del ser humano vive para reír; para llorar, para aprender, para aceptar, para equivocarse, pero nunca debe nublarse con la oscuridad que nos acecha, pues tiñe el color del alma y esa deformación difícilmente permite darle alas al corazón, porque una vez cegado, no hay forma de enderezar un árbol encorvado.

Si algo podemos hacer es pensar cual es la luz que en el futuro queremos ver y buscar alguien que nos lleve, nos guie, y nos enseñe a ver cómo podemos dar ese paso que nos permita esclarecer, la niebla que cubre el camino de nuestro sendero a recorrer.