CONCURSO DE DÉCADAS: Los Ochenta

Gracias @belenguerra @writingnreviews @fendit por este espacio creativo y @steemit por convertir la iniciativa en algo posible.

Los Ochenta

En 1980 cuando era chamo, no me entretenía la televisión como ahora tampoco. En esa época teníamos un aparato de marca “telefunken” que se veía en blanco y negro de 13 pulgadas, color amarillo con antena y perilla de metal para cambiar los canales; cada vez que la tocaba descalzo me pegaba un corrientazo, así que me iba a mi cuarto a escuchar música en unos Walkman con cassettes que mis padres me trajeron de Miami durante el boom del ´ta barato, ¡dame dos!, o sea, cuando el dólar estaba a 4.30 en la época petrolera de la Venezuela saudita.

¿Recuerdan los Walkman? Aquí encontré unos muy parecidos a los míos.

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Por esta década había compositores y artistas musicales que producían canciones de gran impacto e influencia como marcas icónicas de ropa y artefactos eléctricos. Se hacía música y los cantantes o grupos son hasta ahora referencias insustituibles como: Police, Pink Floyd, Rolling Stone, Madonna, Michael Jackson, Bob Marley; también la producción nacional y caribeña estuvo sonando muy bien con merengueros, baladas y música urbana.

Ahora es como viajar en una “cápsula del tiempo” cuando recuerdo con una sonrisa aquellos momentos en el año de 1984 - 1985 cuando empecé a practicar Breakdance, un baile urbano en el cual se necesitaba elasticidad corporal y dificultad física para las figuras que se hacían en el piso.

Entrenábamos mucho, incluso, tenía un tarro de pomada color negro llamada Iodex porque llegaba a veces con moretones en las piernas o en alguna parte del cuerpo cuando me exponía a hacer saltos acrobáticos al ritmo de la música.

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Las competencias las hacíamos en la calle o en fiestas, usábamos sweters con capucha y otros pañoletas de colores. Hacíamos la rueda y cada quien en el centro demostraba lo que mejor sabía hacer de sus movimientos eléctricos y contorsiones, brincos, volteretas, algo de coreografía, unos frente a los otros; uno bailando y el otro mirándole hasta completar cada uno mientras el resto de la gente calificaba los movimientos con gritos y aplausos o abucheos en el peor de los casos.

Esos encuentros se llamaban piques; Yo empezaba con contorsiones elásticas y luego bajaba para hacer lo que se llamaba “el cangrejo” y terminaba con “la tijereta” un nombre popular por la figura, pero que se desprende del Aire Flare, un movimiento giratorio en el que solo se usaban los brazos para equilibrar el cuerpo de un lado a otro en forma de círculo sin que los pies tocaran el suelo.

Por ese tiempo exhibieron Break Dance La Película, la vi y también me compre el disco de acetato.

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Yo tenía el cabello largo, a veces usaba botas largas de cuero que me las hacía un artesano y bailaba Reggae, pues el rey Bob Marley había muerto en 1981 y sonaba con fuerza, y una especie de rebeldía nos invadía con sus canciones, además vi en el cine la película The Outsiders (conocida aquí con el título de “Rebeldes”) bajo la dirección de Francis Ford Coppola y Clase de 1984, una película canadiense dirigida por Mark L. Lester…

Recuerdo que después de verla, me pintaba símbolos en los blujeans desteñidos con pintura de tela, también hacíamos grafitis en las paredes con “sprays”… toda una rebeldía, pues ¡jajaja.!

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La Venezuela Saudita llegaba a su fin, pero todavía se podían acceder a algunas cosas, la gente no hablaba de economía ni de política como hoy en día, pero llegó a sentirse progresivamente y algunas cosas fueron cambiando.
Yo entre otras cosas asumidas emprendí con unos amigos entre 1987-1989, una miniteca de nombre Gizeh; Éramos tres socios, teníamos cavas repletas de discos, de diferentes géneros, incluso, discos de colores “remix” de acetato, luces, efectos de humo, entre otros. Amenizamos fiestas y fuimos a guerras de minitecas con las mejores del país.

Eduardo, Arturo, y yo amenizando una fiesta conla miniteca Gizeh

Yo recuerdo esta década con mucha nostalgia pero también con alegría, la pude vivir sanamente, entre amigos, familiares y satisfacciones personales con sus altas y bajas como experiencias de vida.

Pertenezco orgullosamente a la generación retro, como dicen.