Inolvidables Recuerdos con el Gran tio David
Recuerdo cuando hace muchos años estaba por iniciar mi máxima aventura hasta ese momento. Debía mudarme de ciudad para comenzar a estudiar en la universidad, con mucho temor pero lleno de esperanzas, porque de lograr esa gran meta, lograría convertirme en la palanca que ayudaría a mis hermanos en primera instancia y a la familia completa, a enfrentar con mas fortaleza el futuro por venir.
Pero, aunque llegaría a casa de mis abuelos y tendría mucha familia que me apoyara, mi padre me dijo antes de irme “Si necesitas ayuda, si necesitas cualquier cosa, si tienes algún problema pídele ayuda a tu tío David, puedes contar con el y puedes confiar en el”
Pues mi padre, en su extensa sabiduría, no se equivoco. Mi tio David siempre estuvo allí ayudando y apoyando. Era alguien con quien siempre se podía confiar, era de esas personas que cuando se le necesitaba no tenias ni que pedirlo, siempre estaba dispuesto a ayudarte.
David era el tío que se llegaba el fin de semana y nos reunía a todos los primos y fijo salía una partida de pelotica de goma o una partidita de futbolito. O se aparecía con un balón de Voleibol y prendíamos el bochinche en frente de la casa de mi abuela.
Inolvidable son esas vacaciones cuando pasaba rumbo a la playa y me pasaba buscando por la casa. O cuando fuimos a Betania y dimos todo un Tour pasando hasta por Caracas donde dormimos en el copito de un cerro y confundíamos los fosforitos con los disparos. Y el susto cuando nos fueron a decir como a las 11 de la noche, sres. tienen que mover el carro para poder estacionar otro en el garaje, se imaginan escuchando tantos disparos, bajar el cerro a cuadrar el carro y luego volver a subir. Gracias a los Dioses de nuestros antepasados, bajamos y volvimos a subir sin ninguna novedad.
O cuando se apareció con unas metras y comenzamos todos los primos a jugar con el y quien perdiera se ganaba un mordisco en la nariz, creo que desde ese día no se le ha bajado a Angelito la hinchazón en la nariz.
Y cuando llegaba y nos decía, vamos para el rio caminando. Eso era la máxima aventura, todo el camino jugando, bochinchando y divirtiéndonos entre 10 o 15 primos con el tio David.
Nunca podre pagarte por tantos momentos felices, por tanto amor, por tanto cariño. Gracias MONO, ahora formas parte de mi escuadrón de Ángeles de la Guarda, al lado del gran Chaman, de Fernando, de la Vieja Adela y de Tico el Amargo.
Tu corazón y tu alma crecieron tanto que ya no cupieron dentro de tu cuerpo.
Grande Mono, por siempre estarás en nuestros corazones.