La pared de nuestras vidas

Un día una joven pareja, compro unas lajas para embellecer una pared en su casa, paso el tiempo y las lajas seguían ahí, esperando que llegara el momento en que fuesen colocadas en algún lugar, paso mucho tiempo y nada ocurría, hasta que un día la pareja se decidió pegar en una pequeña pared unas lajas que habían adquirido, no tenían conocimiento como hacerlo, tampoco buscaron un tutorial, solo tenían la intención de armar una especie de rompecabezas, habían visto personas trabajar y eso les daba una referencia, en realidad eso era suficiente para ellos, pues les daba la confianza de que podían lograrlo, ademas consideraban que lo harían.

Así pues, emprendieron junto a su hijo de siete años, este recorrido para no volver atrás, sin cálculos, pero con la convicción de que lo lograrían, una a una fueron encajando las piezas, tal como un rompecabezas, cada uno aporto sus ideas, pues esa pequeña pared los acompañaría por mucho tiempo, lo que no tomaron en cuenta fue, lo que ese pequeño, pero arduo trabajo en equipo, les dejaría como enseñanza, las horas pasaban y el trabajo avanzaba , hasta que llego la hora de finalizar, no sabían como concluir, los remates era cosa de expertos, en ese momento entendieron que necesitaban de un profesional en la materia, entendieron que necesitaban el toque de un maestro, de verdad lo requerían, de manera que ese día las labores concluyeron, con la ilusión de que alguien vendría para terminar lo que ya habían comenzado, no había dinero para pagarle al experto, pero la lección salio a flote, al ver día a día esa pequeña pared, sus imperfecciones se asemejaban a las de la familia, que mantiene su posición, su unión, pero en el seno del hogar se dejan ver los defectos, lo imperfectos, las carencias, el amor, la empatia y también como se necesitan el uno al otro para ser un equipo en este mundo real, que necesita de afectos, que cada día están mas escasos, cada uno en su lugar era importante y cumplía una función, pero necesitaban del toque del maestro, este llego y reparo lo que ellos no pudieron, vino a llenar lo que ellos no pudieron, vino a ser el trabajo, que por no estar preparados no pudieron hacer, todos necesitamos de ese toque en algún momento de nuestras vidas y eso nos hace entender que solos no podemos, que necesitamos la guía de un experto, que nos conduzca a la verdad, en este caso y en muchos otros puede suceder.

Yo soy la mujer de esa historia, mi esposo y mi hijo completan los personajes, un día necesitamos de Dios y este no nos hizo esperar, llego para brindarnos la ayuda que necesitábamos, para limpiar, para hacer los remates y para dar un toque diferente a nuestras vidas, aun se nos ven las grietas, las faltas de relleno, pero estamos en la búsqueda constante de trabajar en esas cosas que no nos dejan avanzar, pero la palabra de Dios dice que el que comenzó la buena obra en nosotros la perfeccionara en el día de Jesucristo, así que avanzamos con la seguridad de que nuestro maestro esta trabajando en la pared de nuestras vidas.