Hola @belenguerra & @fendit, gracias por conmemorar aquellas anécdotas que quedan de por vida y a pesar de los años aun siguen haciéndonos reír.

En esta ocasión les traigo una anécdota de la vida real, me sucedió cuando mi esposo y yo aun éramos novios y aun cuando recordamos ese incidente y todo lo que implicó nos da mucha risa.

Sin más, aquí el cuento.

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Éramos sólo novios y cada vez se hacía más común las salidas que daban pie a que otros de mis familiares lo conocieran.

En una ocasión, nos tocó ir a visitar a mis familiares del campo, tíos y primas se mostraban muy receptivas, porque él en su sencillez se dejaba querer.

Era épocas de ciruelas, una fruta roja y jugosa que se da en un árbol mediano y de esos mis tíos tenían gran número.

Con gusto aceptamos la invitación para recoger tan deliciosos frutos, fuimos muy contentos, caminamos varios kilómetros y por fin visualizamos los árboles cargaditos de ciruelas.

Mi novio, con aquella test blanca mostraba sus piernas en unas bermudas color caky, no muy aptas para la ocasión, pero que podía hacer si no conocía el destino de nuestra visita.

Empezamos a recoger frutos, entusiasmadas todas de llenar rápido las cestas para empezar a comerlos, nosotras, con pantalones largos trepábamos los árboles.

Mi novio apenado me pidió que me quedara a su lado y le hiciera compañía, así que por solidaridad me quedé con él.

Él me hablaba y mi vista estaba en las astucias de mis primas recogiendo ciruelas y en medio de su conversación me dijo:

Sandra, Sandra, ven a ver

─ Mira cuantas tengo

Yo le respondí:

─ ¡Ummmju! sin mirarlo (pensando que me hablaba de ciruelas)

Y volvió a repetir:

─ Sandra, Sandra, pero mira,

Seguidamente grite tan fuerte que hasta las aves que habían decidido dormir ese día en los árboles salieron volando.

Mis primas, voltearon asombradas por mi grito se lo quedaron viendo de manera incrédula y confusa

Cuando él volteó, entendió que lo que estaba apretando no era mi brazo sino uno de mis pechos.

Y si quieren saber qué era lo que él quería que yo viera ¡Pues! eran los zancudos que picaban sus piernas.

¡Bueno amigos!, esto fue lo que me sucedió, espero le haya gustado el cuento, yo me quedé con un pecho apretado (menos más no era de silicón porque hubiese explotado), mi novio se quedó con la sensación que me estaba apretando el brazo y mis primas se quedaron incrédulas pensando en la osadía de mi novio al apretarme un pecho delante de todos. ¡Ahhh! y ni se digan como quedaron los zancudos (mosquitos), eso zacearon sus ganas de picar y chupar sangre en las piernas de él.