Arte y escritura/ Semana 51/ Arte y escritura por @yri02
Caminando por el desierto Juan el comerciante va de pueblo en pueblo en búsqueda de vender sus finas telas, mientras más camina más siente el cansancio que lo agobia, ya sin agua, sin fuerzas para seguir, con un pañuelo húmedo por el sudor que ya no logra secar.
Su fiel perro, su única compañía ya solo dan pasos muy pequeños el cansancio se siente en aquellos dos seres que no terminan de llegar al pueblo esperado. Ya casi finalizando la tarde Visualizando a lo lejos un humo salir del techo de una casa, que, llena de gente se oye a lo lejos un sonar de risas alegría eterna que muestra ese momento lleno de incertidumbre, si serán bien recibidos por ser forasteros.
Al levantar la mano en señal de amistad, Juan acompañado de su perro, el cual, mueve su cola sin descanso esperando que los acepten y les obsequien un sorbo de agua para calmar la sed, que los ha torturado por más de un mes, tomando poco a poco para que les durará todo el camino.
Siendo bienvenidos por el amigo Figaro brindándoles amabilidad y una silla para descansar, en un lado se echa el perro ya exhausto de su andar, mientras Juan ajusta las cuerdas para deleitar con música de la buena a su amigo que agradecido está.
Pensó por un instante que podía vender sus telas, de seda a una linda mujer que jugaba y reía de la vida con su compañía entre caballeros de la tienda.
Le pregunta a Figaro con voz pausada ¿será que compra seda para su clientela? Al cual respondió con risa sincera ¡No amigo, solo aguardiente para alegrar la vida con este sol inclemente!. Luego de descansar por un largo rato, decide ponerse en marcha, en búsqueda de la posibilidad de ve ser sus telas para llevar el sustento de quien lo espera en su hogar, la esposa con cuatros pequeños que añoran la vuelta de su padre con el dinero que necesitan, unas pocas monedas para calmar el hambre y las duras penas de ser pobre y lleno de deudas.
Figaro se le acerca con mucha amabilidad, no se valla compañero, que la noche es larga y fría, se va en la mañanita que el sol no lo desgaste hasta llegar a su destino, y vender su seda en la tienda. Con esas palabras de aliento y fé se queda Juan para descansar y así agarrar mas fuerzas, para lograr llegar y vender su seda, al salir el sol, ya Juan andaba lejos, con la dirección exacta llegó al pueblo donde vendió sus telas a buen precio, con su amigo fiel de regreso a su hogar van llegando los dos llenos de cuentos para sus hijos, de una travesía fuerte y consuelo de grandeza, ya que, conoció a un ser noble de corazón llamado Figaro que, en su tienda, entre juego y risas brinda la posibilidad de recibir a los viajeros y descansar de un largo viaje lleno de arena con una mano amiga.
Agradecida de poder participar en este gran concurso que, me inspira cada día a ser participe en esta gran comunidad, invito a mis amigas @cruzmilcar63 @marcybetan @rosita1 a qué nos dejen su relato sobre cualquier historia
Los mercaderes ambulantes tienen muchas historias que contar. Por ello me resultó muy ingeniosa tu participación, ya que, en efecto, a lo largo de los viajes uno va haciéndose de amigos que nos hacen más llevadero el estar fuera de casa.
Gracias, @yri02, por unirte a esta dinámica. Un abrazo fuerte.
Hola amiga @yri02
Después de una larga travesía y agotador camino, Juan el comerciante pudo reposar para seguir su camino y gracias a Dios pudo llegar al siguiente pueblo y lograr la meta que se propuso, el vender todas las telas de seda para llevar el sustento a sus familia
Si amiga fue una larga travesía
Fue una bonita historia