Venezuela Concurso - Semana 27 - Mi juego favorito de la infancia. Por @wilar
Imagen Capturada y Diseñada por @wilar
Hola amigos de Steemit y Venezolanos Steem, atendiendo la invitación de la amiga @eudisdiaz a continuación les escribo el texto con mi participación en este hermoso concurso.
Muchos son los juegos colectivos que practicábamos en nuestra infancia y que nos traen gratos recuerdos. Entre los que practicábamos en esta región de la Sierra Falconiana puedo mencionar: La Tinaja, Tonga, Palito Mantequillero, El Bajaón, Fusilao , Cuarenta Matas, entre otros. Este tipo de pasatiempos se ha ido perdiendo con el paso de los años y la llegada del modernismo a través de la tecnología.
Me parece muy importante este concurso para que nuestros hijos y todos los niños conozcan como jugaban sus padres durante su niñez en su tiempo libre.
En mi comunidad, luego de ir a la escuela, hacer las tareas y los mandados de la casa, todas las tardes nos reuníamos un grupo de niños como a eso de las 6 p.m. Objetivo principal, jugar “Cuarenta Matas ”.
Juego: Cuarenta Matas.
Este juego es muy parecido al escondido, en el mismo nos agrupábamos para elegir a quién iba a iniciar el juego. Esto lo hacíamos con unas pajitas de igual tamaño excepto una, seguidamente el elegido contaba hasta cuarenta recostado a un árbol y con las manos tapando los ojos, al llegar al número cuarenta gritaba ¡ Cuarenta Matas !.
Durante el conteo, todos nosotros nos íbamos corriendo a buscar un lugar para escondernos lo mejor posible, y el elegido para contar tenía que ir descubriendo en donde se había escondido cada uno de nosotros hasta encontrarnos a todos. El primero en ser descubierto era el siguiente para realizar un nuevo conteo de Cuarenta Matas.
A medida que nos iban descubriendo, el contador debía tocar el árbol y pronunciar el nombre del niño en voz alta, esto como señal de que había sido descubierto y ese niño quedaba como en algo parecido a una prisión virtual. Los niños descubiertos podían ser liberados por algunos de los niños que estaban escondidos mediante el siguiente procedimiento: Si alguno de los niños escondidos lograba llegar al “Teit” (árbol donde se hacía en conteo hasta cuarenta), liberaba a todos los niños descubiertos y se tenía que hacer nuevamente el conteo de Cuarenta Matas por parte del niño elegido.
En mi niñez fui un niño muy tremendo y no media el peligro cuando realizaba mis acrobacias, era un niño muy ágil para treparme en los árboles, era prácticamente un chuco (mono capuchino) y mi lugar preferido para esconderme era en el follaje del árbol donde se hacia el conteo o el árbol que hacía de “Teit”, casi nunca me descubrían y desde allí liberaba a mis compañeritos.
Cierto día en pleno juego, me escondí como siempre en uno de mis lugares preferidos, ese día se extendió el juego hasta entrada en la noche y yo estaba alojado en una de las orquetas del árbol y me quedé dormido en la misma de tanto esperar el momento para liberar a mis compañeros.
Ese descuido me salió caro porque me caí del árbol, me raspé todas las costillas, llegué a mi casa todo adolorido y muy mareado. Mi padre, quien era fuerte de carácter me remató con su correa preferida. A partir de ese momento solamente me subía en los arboles de aguacates a bajar sus frutos, tarea peligrosa porque las ramas de la planta de aguacates son muy quebradizas.
Luego cuando jugaba Cuarenta Matas salía corriendo a esconderme en mi casa, específicamente en mi cuarto. Desde allí abría lentamente la ventana y observaba hacía el “Teit” ya que, mi casa quedaba a escasos treinta metros de donde usualmente jugábamos.
FUENTE:
A veces duraban hasta tres días en adivinar donde estaba escondido. Mientras me buscaban, yo estaba en la sala de mi casa viendo televisión con mis hermanos quienes me alcahueteaban las travesuras.
¡Qué divertido! Me has hecho reír con tus anécdotas de la infancia.
Gracias por participar con este relato.
Gracias a usted amiga @eudisdiaz por permitirnos recordar gratos momentos con este concurso.
que divertido juego no lo conocía la verdad pero muy bueno jj un saludo desde lara