¡Hola y bonito día tengan todos ustedes, estimados miembros de esta bella comunidad! Una vez más me uno a esta hermosa iniciativa de @solperez, quien nos trae esta vez a Jean-Honoré Fragonard, con un pintor que llegué a conocer a través de su obra El columpio, al cual hace un par de años le dediqué un post. Este pintor particularmente me tiene fascinada, más que nada por el simbolismo tan sutil que maneja en su obra, siempre a la libre interpretación del espectador.

Para esta edición, elegí la obra El cerrojo (1776). ¿Qué tanto nos habrá querido retratar el buen Fragonard en esta pintura? Veamos:

"Jean Francois, aquí no...", gimió Anne-Marie Valfére.

"¿Por qué no, querida mía? Tu marido está en París", contestó Jean Francois De La Conté mientras ponía cerrojo a la puerta, al mismo tiempo que la sostenía con un brazo.

"¡Pero él podría regresar en cualquier momento! ¡Podría descubrirnos y matarnos!"

"No si yo le mato aél primero..."

Anne-Marie intentó forcejear con él. Sabía que la presencia de su amante en su propia casa podría despertar toda clase de sospechas que ella prefería evitar por temor a desatar la furia de su marido, el acaudalado comerciante Gérard Dantes, conocido por sus celos enfermizos. De hecho, un atisbo de arrepentimiento empezó a reflejarse en su mirada conforme se entregaba a su amante, mezclado con el temor evidente de que Gérard irrumpiera en los aposentos con arma en mano.

Pero Jean Francois, hijo de un vizconde famoso por su libertinaje, parecía no interesarle su opinión y su preocupación por ser descubiertos. Para él, el ahora es lo importante, pues la pasión no espera y los bajos instintos debían ser saciados cada vez que se pudiera. Si Gérard se atrevía a hacer algo, él se le adelantaría; no sería ni la primera ni la última vez que dejaba viuda a una amante, después de todo.

Mientras tanto, en las afueras de los aposentos, algunos sirvientes se arremolinaban, escuchando los sonidos de una pasión desenfrenada, con los sutiles ruegos de su señora por detener aquella pasión ante el temor de que el jefe de la casa hiciera su acto de aparición y se desatara una tragedia sin precedentes. Algunos criticaban duramente a su ama mientras que a otros simplemente les parecía muy indiferente sus encuentros apasionados con el hijo del vizconde.

De repente, una muchacha se acercó corriendo al grupo, gritando que el señor Dantes había regresado. Anne-Marie, al escuchar aquél aviso, decidió quitarse de encima a su amante con una certera patada en la ingle y le dijo: "¡Te dije que mi marido iba a regresar pronto! ¡Vete!, ¡vete antes de que nos maten a ambos!"