Creo que a todos nos encanta recibir regalos o detalles de las personas que nos rodean porque nos hacen sentir queridos, valiosos e importantes para quien hizo el presente y esas sensaciones, más allá de lo material, no se les pueden colocar precio.

En lo que a mí respecta, no he sido una persona de recibir muchos presentes y tampoco es algo que me haga falta, que necesite o que defina mi relación con las personas de mi entorno, porque también he recibido regalos de personas que luego creen tener derecho sobre uno mismo exigiéndonos una retribución por aquel presente que nos dieron, y en lo absoluto se convierte en un acto significativo o un hecho para recordar con cariño, sin embargo, sí que he tenido detalles que me han hecho llorar por su significado y por las valiosas manos de quien lo recibí.

_Fuente

Ese detalle que ahora mismo se viene a mi mente y que puedo recordar como el más significativo, lo recibí de parte de mi padre como una sorpresa. Cuando estaba en bachillerato, por mucho tiempo le estuve pidiendo a mi papá que me regalara una guitarra, porque me sentía bastante atraída por la música y quería iniciar en ese mundo, pero las respuestas de mi papá siempre fueron: “Ahora no podemos vero”, “las guitarras cuestan mucho”, “ya veremos más adelante”, así que finalmente me resigné de tener una guitarra, pero nunca a incursionar en el mundo de la música.

Pero un día cualquiera, al volver de clases, papá (que no vivía conmigo) me estaba esperando en casa, y al llegar me dijo: “te dejé algo en el mueble”, me emocioné muchísimo porque me encanta recibir presentes y cuando venían de mi papá muchísimo más, en ese momento imaginaba que serían galletas o cereal, que él siempre nos llevaba a mí y a mi hermano cuando nos visitaba, pero al terminar de entrar a la casa, me percaté de un bulto grande con forma de guitarra recostada en el mueble como si fuera una persona jajaja, yo no podía creerlo y por mucho rato le estuve preguntando a mi papá si de verdad esa guitarra era mía.

_{Esta es la única foto que guardo de mi guitarra. El libro también fue un regalo de mi padre.}

Para mi significó mucho ese presente, porque más allá de “tener una guitarra” para mí era una gran oportunidad de aprender sobre música, de empezar a cumplir un sueño que siempre tuve, era el hecho de sentir el amor que mi padre tenía hacia mí por hacer el esfuerzo de comprar algo tan costoso solo para verme feliz, además, los días posteriores él me despertaba charrasqueando la guitarra aunque no supiera tocarla, únicamente porque él se sentía orgulloso por mis deseos y yo me sentía feliz.

_{Una foto como prueba de que llevaba mi guitarra a todos lado, aunque no la tocara muy bien.}

Wow, solo recordar aquellos momentos me hacen un nudo en la garganta, agradezco muchísimo a Dios y a la vida por permitirme vivir momentos tan felices como esos y por siempre sentir el amor de mi padre.

Después de un tiempo tuvimos que vender la guitarra para reunir dinero como parte de nuestra emigración de Venezuela, me dolió muchísimo pero fue mi decisión para poder cumplir un deseo mayor que era el bienestar de nuestra familia.

Al final solo me quedan los recuerdos, y lo bonito de recibir un regalo inesperado por la persona que más amas.

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Este post ha sido realizado en participación al concurso Venezuela Concurso - Semana 32 – Inolvidable detalle, en el cual he disfrutado mucho participar.

Gracias por leerme.

¡Hasta pronto!