Vengo de ti, vivo por ti. Recorro mi camino de vida en ti. Desde que llegue a ti desde ti eh ido creciendo con alegrías y tristezas, con triunfos y derrotas, con sonrisas y lagrimas, y con todo ello me eh convertido en hombre.

Es verdad que al principio no te respetaba como lo merecías. Que muchas veces tomaba lo que me dabas y no lo respetaba, no lo apreciaba y no lo valoraba. Pero aprendí, a medida que iba madurando aprendí y por ello doy gracias.

Aunque muchos lo sigan haciendo yo rato de no ensuciarte, de no contaminarte, de buscar la manera de embellecerte y se hacerte sentir la mujer, la madre que eres para cada uno de nosotros.

De ti y por ti existo, de ti y por ti como, de ti y por ti bebo, y por todo tu sacrificio y don vivo. Y soy consiente de todo esto y esa conciencia me lleva a cuidarte, amarte, quererte y respetarte.

Y conozco que a través del tiempo te haz enfurecido y muchas veces lo eh visto y haz arremetidos contras todos sin mirar quienes son los culpables o no de tu molestia. Al final de tu enojo dejas que la vida renazca entre quienes sintieron y sobrevivieron a tu enojo.