Siento que el 2021 fue el año de cometer errores, de fracasar hasta el cansancio, de no ser yo y de olvidarme de mí mismo. Escribí poco, cree poco, casi no hice música. Dejé de hacer muchas cosas en definitiva. Y deje de hablar, hice silencio durante mucho tiempo. Me senté a escuchar el murmullo del viento, que casi me termina de volver loco (si eso es posible, si es que ya no estoy completamente loco). A diferencia de muchos, hoy, me siento a pensar y no quiero decir que fue un año donde aprendí muchas cosas, porque no fue así. Fue un año donde dejé de aprender, donde me dediqué a olvidar. En diferentes ocasiones intenté plasmar esa rebeldía (si lo puedo llamar así) hacía la vida. Me fue complicado en muchos sentido, siento que no lo conseguí, me faltaba algo, tal vez mi voz, tal vez algo de silencio. Así compartiré con ustedes uno de esos poemas, el que considero que está más completo, para recordad el aó que se fue. Y también comparto alguna de las fotos que comencé a hacer este año. Espero que la fotografía sea mi proyecto este año, mi nueva forma de encontrar una voz, para mi arte, para mis poemas.

Saludos, nos estamos leyendo.

Hoy no quiero que nadie toque mi puerta ni que suene el teléfono. Amo en silencio mi casa, no quiero bulla, las voces atormentan, los cuerpos, por más pequeños que sean, hacen ruido, es que disfruto la soledad. Escuchar el latido mientras afuera lleve. Ojalá esta casa fuera solo mía. Ojalá esta casa no fuese un alquiler, echaría a la calle todas estas cosas que me sobran y me atormentan, me quedaría solo conmigo, apagaría la garganta, abriría la ventana, respiraría profundo para darme cuenta que el mundo no lo es todo.