Venezuela Concurso/Cuarta edición/ Siente la naturaleza/ Las piedras

in Venezolanos Steem3 years ago (edited)
@evagavilan ha llegado a la cuarta edición de su concurso "Siente la naturaleza". En esta oportunidad el turno le tocó a las piedras. Traté de tomar una foto reciente, pero no pude, de modo que encontré esta entre mis archivos fotográficos, de una vez que fuimos a la Cueva del Guácharo. La foto inspiró el relato, que espero disfruten.

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Iramarú

Corría el mes de diciembre del año 1492, en las tierras aborígenes se hacía un ritual para celebrar el solsticio de invierno. El sol se ocultó a las cinco de la tarde, y las nubes grises comenzaron a cubrir todo el firmamento. La luna era un nimbo perfecto que expandía su luz entre los habitantes de la tribu Yamongó.

Cárima y Guarimata se encontraban en el palafito y conversaban sobre el futuro del niño que ella traía en su vientre. Si es hembra, "yo decidiré sobre su vida", dijo Guarimata; y si es varón, será tuyo.

Llegó enero del año 1493 y nació Iramarú, hermosa, con ojos de culebra, cabellera de cascada y cuerpo de sirena.

Su padre al verla tan hermosa la comprometió con el hijo de Karibam, jefe de la tribu. El compromiso se selló teniendo de testigo la luna en menguante. Tan pronto de Iramarú emergió el volcán rojo, su padre fijó la fecha del casamiento. Ella obedeció sin levantar la mirada. Pero un día, yendo a buscar agua para el riachuelo se encontró con el hombre blanco, de ojos azules y cabello de sol.

Iramarú no entendió el sonido que salió de la boca del hombre blanco, pero ese día ella escuchó el eco de los árboles gigantes y olió al mastranto en flor. Sus naranjas diminutas florecieron ante el riego de la salvia y sus caderas como truenos retumbaron en la selva.

De regreso a la casa, Iramarú tenía mirada de águila y camina como gacela. Su madre la olió y la supo marchita, pero guardó silencio.

Cuando Guarimata la vio supo que sus ojos de culebra eran ahora de águila. La azotó fuertemente y la arrastró hasta la cueva del Guácharo. Allí la dejó encerrada y él huyó junto con Cárima de la tribu, pues no podría cumplirle su palabra a Karibam.

Iramarú se secó en la cueva, lloraba todas las noches, gritaba en el día. Su corazón se fue endureciendo, su cuerpo enfriando y se convirtió en roca gigante como el amor que ella sintió por el hombre blanco que la cubrió de légamo.

Ahora es costumbre entrar a la cueva del Guácharo y recostarse en la roca de Iramarú para recibir la fuerza de su amor hasta la eternidad.


Si deseas participar en el concurso aquí la información

Sort:  

Un cuento maravilloso @solperez, perfecto para acompañar tu fotografía. Me alegra tenerte una vez más en Siente la naturaleza ¡Suerte en el concurso!

Muy agradecida por tu comentario, mi estimada @evagavilan.

Una historia tan bonita, como el ambiente en que se desarrolla, saludos

Emocionada y agradecida por su comentario, mi apreciado @sir-lionel.

Preciosa historia, apegada a la tierra, a la piedra y anclada en las raíces primigenias.
Te felicito por esa deliciosa creatividad, @solperez

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